Para muchos habitantes de Medellín, que vivieron su infancia en lasla nostalgia es una esencia que se guarda en un envase de vidrio transparente.
“Temprano por las mañanas sonaban campanas que se podían distinguir: unas eran de la basura, otras de las paletas y otras del carro de la leche, que también traían quesito y mantequilla. Era un carruaje de tiro halado por un caballo y la leche venía envasada en botellas de vidrio, que a su vez estaban acomodadas en cajas metálicas de alambre y era un paisaje muy pintoresco en cada cuadra”, apunta.
“Recuerdo que la casa era tan grande que tenía un solar enorme y hasta puerta falsa. Cuando mi mamá se enfermaba yo vendía la leche que llegaba a la casa en cantinas y se armaban unas filas enormes. Me gustaba quedarme con el alambre de la tapa de cartón para hacer collares y pulseras”, cuenta Miriam Posada, quien a su avanzada edad aún recuerda con claridad detalles del alboroto que implicaba dos veces por semana la llegada de la leche al barrio.
Otros, los más humildes, llevaban ollas, jarras y baldes o empacaban en botellas de aguardiente para llevar la leche que se mezclaba con chocolate o agua de panela. Luego las empresas evolucionaron con las tapas que ya no eran de cartón, sino metálicas y de diferentes colores. Cada una correspondía al día de la semana que era distribuida y funcionó como un control de calidad para evitar problemas asociados a intoxicaciones.
El repartidor por la cuadra iba dejando la canasta con los litros de leche (en envase de vidrio) en mi puerta dejaba cuatro botellas de leche. Y luego se devolvia recibiendo el dinero y recogiendo envases retornables.
Vendía una botella pequeña que la tapa quedaba llena de mantequilla.
Me tocaron los litros de leche de Pakita y Proleche. En ese entonces llegaban a mi cuadra en laureles en un carrito tirado por un caballo y tocando una campana, entonces salíamos corriendo a comprar la leche.
Si, pasaba un carrito jalado por caballo y tocaba la campana, creo que era San Martin y tenían litros y cuarticos para llevar al colegio.
No vendían sino 2 litros de leche por persona.
Apenas en 1983 Colanta introdujo al mercado la leche en bolsa, increible.
Uffff, dejaban en la puerta los litros de vidrio
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