Más sobre Karl Lagerfeld Francia En la revista Moda Carolina de Mónaco Sébastien Jondeau, fotografiado en su apartamento de París, lleva camisa de Karl Lagerfeld. Ayudante de fotografía: Edouard Obeniche. Peluquería y maquillaje: Leger Loriane. Producción: Airin Milá de la Roca.
“Karl podría ser el padre que no tuve. Pero no me dejaba llevar por ese tipo de sentimientos. Al fin y al cabo, yo era su empleado” —Más o menos. En sus últimos momentos siempre veíamos una esperanza. Pero tampoco hablábamos del futuro. Cada vez que lo intentaba me decía: “¿Por qué hablas así? ¿Quieres trabajar con otro?”. Solo hablábamos de la vida. Buscábamos soluciones. Y él mantuvo su sentido del humor hasta el final, estando realmente mal.—Claro que sí. No lo voy a olvidar nunca. He escrito un libro sobre mi vida con él.
Sébastien posa descalzo en un pasillo de su vivienda parisina con traje, chaleco y camisa de Karl Lagerfeld. © STÉPHANE GALLOIS Sébastien recuerda dos escenas de su primera infancia, un sexto sin ascensor entre Porte de Bagnolet y la Porte de Pantin. La primera: “Mi madre me lavaba en el fregadero de la cocina porque no teníamos baño”. La apodaban Muguette: “Era muy guapa, parecía latina, tenía algo de Jennifer Lopez”, pero la vida se le torció.
Jondeau conoció a Lagerfeld con 15 años. Era verano, empezaba a trabajar como mozo en la empresa de transportes CST. No sabía quién era, tan solo que vivía en un extraordinario palacete con muebles del siglo XVIII. Después del trabajo, Karl les dio una propina de 500 euros a cada uno. Sébastien no se lo podía creer. “Lo hizo sin arrogancia”.
function printAd_6_124618{ googletag.cmd.push { if { gptAdSlots["div-gpt-ad-6-124618"]=googletag.defineSlot.addService); } if { gptAdSlots["div-gpt-ad-6-124618"].setTargeting; gptAdSlots["div-gpt-ad-6-124618"].setTargeting; gptAdSlots["div-gpt-ad-6-124618"].setTargeting; gptAdSlots["div-gpt-ad-6-124618"].setTargeting; gptAdSlots["div-gpt-ad-6-124618"].setTargeting; gptAdSlots["div-gpt-ad-6-124618"].
Al día siguiente la mirada de águila de Séb aparecía en todos los periódicos. Karl se los mostró, orgulloso de su chico, en la habitación 209 del hotel Mercer. Durante 18 años Séb se alojó en esa habitación cada vez que viajó a Nueva York.—Sí, sí, claro, muchas, y no las quiero contar. Él era una rock star, pero le daba mucho miedo ese tipo de atención. John Lennon, Gianni Versace, que era amigo suyo...