Ricardo Darín y Peter Lanzani en 'Argentina, 1985'
Homenajean los esfuerzos que rindieron Julio Strassera y Luis Moreno Ocampo para sentenciar a los responsables del genocidio por parte del Gobierno Militar argentino durante la dictadura.y algunos ramalazos de comedia que arrancaron risas sinceras en la sala.El equipo de Strassera y Ocampo encandila, pero se atora en su retrato del drama social.
Paul Schrader moviliza a un eremita que pasea día tras día sobre un mundo que ha diseñado con pulcritud y que, noche tras noche, traslada a las páginas de un diario íntimo. Él es Joel Edgerton, un jardinero que ha encontrado en el diálogo con los ritmos y las formas de la naturaleza, relativas y siempre cambiantes, la posibilidad de alejarse de un pasado oscuro.la película ofrece un arco generoso, repleto de personajes buenos y detestablesEl contador de cartas
y que aquí llegan con el afecto del jardinero por su aprendiz y su empleadora, una altiva Sigourney Weaver. De hecho,podría actuar como el anverso diurno de aquella segunda entrega, mucho más seca y desconsolada.