"La película transcurre en un país en el que la legalidad del aborto vuelve a estar amenazada, e incluye varias escenas en las que hombres adultos parecen creerse con el derecho de degradar a las mujeres; es, por tanto, absolutamente relevante. Tan modesta y sutil como contundente y devastadora".Esa sutileza con la que va convirtiendo el terror en una experiencia cinematográfica sublime, como un viaje alucinógeno en medio de la guerra.
Aquí hay más cariño por Pete Davidson que en aquel tema de Ariana Grande"."Larraín consigue, captando el signo de los tiempos, que bailemos al son de uno de los personajes más retorcidos que se han visto en el cine y que, solo a ratos, nos preguntemos si sublimarlo en pantalla está bien o está mal".