Es la imagen más repetida cuando se habla de prostitución, la de mujeres aguardando en aceras, descampados o polígonos. Sin embargo, en España ese ya no es el retrato que más se ajusta a la realidad: estudios y organizaciones señalan que la prostitución ha ido abandonando poco a poco las calles y se ha concentrado en los pisos particulares.
Para los proxenetas es un súper negocio: no pagan locales y están menos expuestos.
La ocultación y dispersión conlleva una falta de socialización entre las mujeres y a una invisibilización del sistema prostitucional que hace para nosotras mucho más difícil llegar a ellas y dificulta a las fuerzas de seguridad encontrar el delitoAlgunos clubes de carretera ya cuentan con sus propias página webs para, en caso de imprevisto o de cierre, pasar rápidamente la modalidad de negocio de las plataformas.
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