Incluso antes de formar parte de la familia real británica, prácticamente desde su infancia, Lady Di ya vivía una vida de aristócrata acomodada. Solo hay que fijarse en la casa en la que creció y vivió hasta su noviazgo con el entonces príncipe Carlos de Inglaterra, Althorp House. Ahora, de hecho, uno se puede fijar en ella... desde dentro, siempre y cuando se tenga suficiente dinero.
Aun con la posible prohibición de rendir tributo a sus restos, solo con el resto de lo que ofrece Althorp House ya se puede intuir que solo se lo podrán permitir los millonarios del mundo, puesto que se encuentra en un bucólico paraje: más de 5.000 hectáreas en Northamptonshire, un condado de la región de las Tierras Medias Orientales , a poco más de 100 kilómetros de Londres.