y el que viene, alimentando un poco más el pesimismo para la zona euro en general, pero dando un espaldarazo a la recuperación española.
Ante esa tesitura, el BCE debe decidir si se fija en que la inflación supere su mántrico objetivo del 2% o si considera que la inercia de la zona euro ya es suficientemente negativa. Las subidas de tipos, pese a ser drásticas y en poco tiempo, han tardado en repercutir en la actividad, pero ya se va notando su efecto. O quizá sea más bien que se han agotado los ahorros pandémicos.
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