Y aunque probablemente necesitaremos un tratamiento médico adecuado para abordar este problema, también podemos ayudar a nuestro cuerpo con una alimentación adecuada. Por ejemplo, podemos empezar por evitar lo que los expertos llamancomo son los derivados de la soja, los que contienen almidón y algunas verduras crucíferas como la coliflor o el repollo.
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