A él se unieron otros compañeros que intentaron sujetar entre todos al piloto. Mientras que el copiloto tuvo que mantener la calma y no perder los nervios,y contactar urgentemente con la torre de control para pedir un aterrizaje de emergencia. Sin embargo, el ruido ocasionado por el viento no le permitió oír la respuesta y tuvo que tomar la arriesgada decisión de descender. A medida que bajaban de altura, pudieron sacar el cuerpo de Lancaster de la ventana.
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