En Osebol, el tiempo avanza a un ritmo diferente. Perdido en el norte de Suecia, con 200 habitantes en verano, no llegan a los 80 en invierno. Sus paisajes, prados rodeados de bosques, un río que suele llevar grandes trozos de hielo en los momentos más duros del año, un puente de hierro y madera sobre el mismo... pocas veces son testigos de la presencia humana. "Una vez fuimos una comunidad aquí en Osebol.
Un poema inintencionadoResguardados del frío, los habitantes del pueblo en el que nació y creció Marit Kapla miran por la ventana, viendo cómo cada día convierte su ilusión en resignación. Enfrascados en rituales diarios que no parecen tener un objetivo definido... "Todos mis gatos celebran que les aspire. Tira al principio se ponía insoportable, pero con el tiempo se ha acostumbrado al aspirador", dice una vecina.