El cabello rizado es el que más sufre las consecuencias de los días lluviosos pero la textura lisa no se libra del mal. La humedad hace que el pelo se descontrole y se encrespe por completo. La electricidad estática hace que parezca que estamos todo el día con los dedos en un enchufe y, por si eso no fuera suficiente, cuando el pelo está deshidratado o dañado, el pelo se quiebra y parecemos erizos.
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