Mar\u00eda Victoria Vega tiene 57 a\u00f1os, una edad que muchas mujeres esperan con ansiedad para pensionarse. Un sue\u00f1o imposible para ella, pese a que ha trabajado toda su vida. Y muy duro. Ella nunca cotiz\u00f3 para pensi\u00f3n ni salud. Siempre ha estado dedicada a sacar adelante a su familia. Desde joven respondi\u00f3 por sus hijos, luego por sus padres y, ahora, por sus nietos.
All\u00ed le entregan fiados 30 o 40 litros, que vende caminando con un gal\u00f3n al hombro en el barrio Arborizadora Alta. \u201c\u00bfLleg\u00f3 la leche! \u00a1Lleg\u00f3 la leche!\u201d, se la pasa gritando toda la ma\u00f1ana. Y los quesos y bocadillos se los mandan de su tierra. Pero debe ir a recogerlos a la calle 13 con 68.
Algunos hijos nunca dejaran que sus padres sean seres independientes y se puedan desarrollar como deseen después de críalos a ellos.