Ivonne Klingler, Anahít Aharonian, Ana Amorós y Luz Menéndez tienen algo en común: fueron detenidas y pasaron por centros clandestinos de tortura, durante la última dictadura uruguaya .
Durante décadas callaron lo sufrido en las mazmorras de la tortura, ahora planean llevar su caso a la Corte Interamericana de Derechos Humanos para que se haga justicia por lo que pasó. “El cuerpo de la mujer fue y es en este momento aún botín de guerra”, aseguró Ana Amorós, una de las víctimas.
Lauraggils
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