La editorial Renacimiento no cesa en su labor de rescate de textos y de autores que resultan imprescindibles si queremos profundizar en nuestra historia literaria, más allá de los nombres y obras que constituyen sin duda la estructura axial de nuestra cultura pero que resultan insuficientes para comprender su enorme complejidad y su letra pequeña.
Resulta fácil pensar que su profesión era en parte responsable de ese plus de significación que Morla necesitaba otorgarse a sí mismo, porque un diplomático no puede permitirse demasiadas expansiones de temperamento sin poner en riesgo su carrera. Sin embargo, en el diario, también en el que escribe en Berlín, los hombres y mujeres que desfilan por él lo hacen a una luz distinta, más acorde con sus propios intereses en el trato humano.