La película es sublime en todo sentido. Todd Phillips es un potente ilusionista, no en el sentido de desocultar lo invisible sino de dar a ver una invisibilidad radical. A pesar de la mostración reiterada de la monstruosidad y de las diferentes encarnaciones del mal, deja un lugar vacío para lo indecible, lo imposible de mostrar.
La belleza formal unida a la majestuosidad de la actuación de Joaquin Phoenix es de una armonía sobrecogedora. Phoenix no representa el horror sólo con su cara sino con cada parte del cuerpo. El director hace de las tomas de su espalda perfectos retratos. Por último, asistimos a la reverberación social del temor de que las personas se identifiquen con los personajes violentos y sus actos. Ello es suponer que los sujetos son receptáculos inanimados y vacíos, idea que degrada más a la sujetos que a las obras de arte. Habla a las claras de las fantasías insoportables y violentas que acechan a los sujetos desde dentro de su propio ser.
Exquisito análisis
Por favor!, busquen el video de yamilsantoro hablando sobre el consumo de leche que está todo el tiempo moviéndose y bailando como el Guasón!, PATÉTICO PRO!!!!
'El arte 'negocia' con el desenfreno de las pulsiones'. A. J.
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