El nuevo registro de exportaciones de carne y la obligatoriedad de presentar planes de producción y datos bancarios a empresas de este rubro y de granos y lácteos que quieran comenzar a vender en el exterior puso nuevamente en tensión la relación entre el campo y el Gobierno.
Muchos se preguntan si en vez de crear un nuevo registro, que le otorgará un poder extra al Estado, no se podía intervenir con las herramientas ya existentes de la Aduana, la AFIP, el Banco Central o del Ministerio de Agricultura para controlar a quienes aprovechan los grises legales para hacer negocios.
“Hay malestar en las zonas ganaderas con los mayores controles”, advierte el presidente de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa , Horacio Salaverri. “Hay una discrecionalidad en el negocio que impide el ingreso de pequeños y medianos exportadores”, advierte Andrés Domínguez