San José.— Con los 350 o 400 dólares que su hijo, el hondureño Róger Mayorga Martínez, le envía cada mes desde
. “Con ese dinero me mantengo. Como vivo sola y soy viuda, pues tengo la tranquilidad de ir pagando el préstamo de la casa y lo que me queda es para mis pocos gastos personales”, explica esta mujer de 63 años y voluntaria en un comité no gubernamental de búsqueda y defensa de los migrantes en Honduras.
Leticia admite que la remesa es crucial para la subsistencia cotidiana de millones de centroamericanos y para oxigenar a las economías de Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua, origen y tránsito de la multitudinaria movilización humana del sur al norte de América.
Similar News:También puedes leer noticias similares a ésta que hemos recopilado de otras fuentes de noticias.