Millones de madres mexicanas experimentan un cambio profundo en sus vidas, mucho más allá de la transformación de sus rutinas, a causa del nuevo coronavirus causante del covid-19.
"Al principio era confuso para la niña de secundaria porque no estaba acostumbrada a las clases en línea, pero yo ya había tomado un diplomado por esa modalidad y gracias al apoyo de los maestros, se acostumbró rápido. Al niño de cinco años sí le está costando más trabajo, pues requiere mucha atención, por ello me apoyo en videos de YouTube y estoy buscando estrategias para captar su atención", contó a Milenio Digital.
“Un día a la vez”, me digo y trato de seguir una rutina, pero si un día no lo logramos, no me estreso y dejo que Fer juegue libremente. Otros días sale todo bien: mi hijo hace sus actividades y hasta toma su clase de taekwondo. Te recomendamos... Las maestras entendieron perfectamente de qué se trataba, con un método dinámico y hasta cierto punto divertido, han logrado mantener a sus alumnos entretenidos y participativos.
“La organización no ha cambiado mucho”, cuenta Gaby, quien prepara comida para dos días y hace las hojas de trabajo para que Yare las resuelva y estudie un poco. “Después de la comida me pongo a trabajar hasta la noche”.¿Qué extrañan las niñas de la vida antes del coronavirus?"Yare nada, está muy a gusto en casa; aunque Mich, de 15 años, sí extraña salir a la escuela, ella sí está más aburrida y fastidiada".
El único problema para que Tai, de cinco años, siga con sus clases a distancia es el horario, pues el programa de la SEP se transmite a las 07:00 horas, cuando ella estaba acostumbrada a entrar a la escuela hasta las 09:00. Viviana Pérez, de 48 años, busca mantener el equilibrio entre su trabajo como directora de una institución de asistencia privada y sus labores como madre de una niña de 12 años, quien toma clases en línea.
“Nos despertamos a las 09:00 horas aproximadamente para desayunar. Posteriormente recogemos las camas, ropa, me baño y recojo otras áreas para que ella inicie sus clases, que son de las 10:00 hasta las 15:30. Yo adapto mi horario de trabajo al suyo. Después preparo la comida, comemos juntas y en la tarde regreso a mi escritorio y ella a terminar sus tareas. Ya cerca de las 19:00 horas tenemos tiempo 'libre'".
El mayor reto durante el confinamiento, cuenta Itzel, ha sido inventar actividades para mantener entretenida a Fer. Aunque con la activación de la escuela en línea, ahora pasa el mayor tiempo ayudando a su hija con las clases y tareas, lo que le lleva de las 09:00 horas y a veces termina hasta las 19:00 horas.
Las tareas se dividen: por lo regular mamá atiende a Mael y papá a André; la limpieza, preparar la comida, lavar y otras tareas se realizan después de las 20:00 o 21:00 horas, una vez que los peques duermen. Al día le faltan horas."Estamos en el núcleo que nos da paz"“Estamos en casa, pero sólo es cuestión de apagar una pantalla y seguimos en un núcleo que nos abraza y nos da paz.
“Tuve que separarme de mi hija por seguridad y por el ritmo de trabajo. Hablamos todos los días por videollamadas, pero la extraño mucho. Daría lo que fuera porque se durmiera conmigo.Desde el 22 de marzo, Dalila está con su tía Amapola en Zacatecas, y aunque ella es amorosa y la ayuda a hacer sus tareas, la pequeña quiere regresar a casa.
"El reto diario es hallar actividades divertidas que me permitan mantener a mi hija ocupada, mientras yo trabajo en casa", cuenta la joven madre. Mi hija no requiere tanto cuidado como un niño pequeño; sin embargo, al no tener hermanos es difícil mantenerla entretenida.
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