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Un derrame de petróleo en Perú desata una crisis entre Repsol y el gobierno de Castillo

El mandatario amenaza con llevar a juicio a la empresa española por esconder la magnitud real del vertido, mientras peruanos expresan hartazgo al grito de “No más empresas de mierda”

desastre ambiental

Trabajos de limpieza en el derrame en Ventanilla, provocado por la petrolera española Repsol, este miércoles.

Trabajos de limpieza en el derrame en Ventanilla, provocado por la petrolera española Repsol, este miércoles.

EFE / Stringer

Es un desastre familiar. Un vertido de petróleo está tiñiendo de negro una playa y amenazando a la fauna, la economía local y a los ecosistemas del lugar en general.

En esta ocasión le ha tocado a Ventilla, un popular balneario costero en el centro-sur de Perú. La responsable, la española Repsol, que ha enfurecido al gobierno del socialista Pedro Castillo, quien ha reaccionado con la mayor contundencia.

El derrame ocurrió el pasado sábado 15 de enero en la refinería de La Pampilla, que posee Repsol en Ventanilla, pero las noticias no comenzaron a llegar hasta pasados al menos tres días.

Labores de limpieza en la playa de Ventanilla, Lima, este miércoles 19 de enero tras el vertido de Repsol.

Labores de limpieza en la playa de Ventanilla, Lima, este miércoles 19 de enero tras el vertido de Repsol.

EFE / Stringer

En realidad la culpa directa del desastre no es necesariamente de la empresa española, pues la causa del accidente fue una gran ola que golpeó a la refinería, fruto del tsunami generado por la erupción del volcán submarino de Tonga, precisamente unas horas antes ese día.

Sin embargo, el gobierno local de Ventanilla ha acusado con contundencia a Repsol de no haber comunicado absolutamente nada a las autoridades locales ni a la policía ni a ningún otro organismo hasta que no se vio que el daño ya estaba hecha.

Así lo dijio Pedro Spadaro, alcalde del municipio, quien, en declaraciones recogidas por medios de comunicación, afirmó que existió una enorme falta de coordinación entre las dos partes, de la que culpa a Repsol.

Entre tanto, Repsol culpa al gobierno peruano porque, a diferencia de otros países como Ecuador o Chile, Lima no emitió una alerta de tsunami tras la erupción que asoló Tonga, lo que les permitió operar con normalidad, pues solo había una alerta de “oleajes anómalos”.

Pero para el gobierno peruano lo verdaderamente importante es que, según su tesis, Repsol escondió deliberadamente la gravedad de los hechos. Ahora es tarde: Cientos de animales ya aparecieron muertos o dando sus últimas bocanadas de aire en las costas de la reserva natural de Ventanilla. “"Hay cuatro kilómetros de mar absolutamente negro, hay animales muertos que vuelven a las orillas, este es un atentado contra la ecología", dijo Spadaro a la emisora peruana RPP.

El presidente peruano, Pedro Castillo, sobrevuela la zona afectada por el derrame, este miércoles.

El presidente peruano, Pedro Castillo, sobrevuela la zona afectada por el derrame, este miércoles.

EFE / Presidencia de Perú

CASTILLO SE LANZA CONTRA REPSOL

Pero si la reacción de los dirigentes municipales fue dura, más lo ha sido la del presidente, el izquieridsta Pedro Castillo, quien no solo reponsabilizó a Repsol de lo ocurrido sino que ha asegurado que emprenderá acciones legales contra la empresa.

El 19 de enero, la cancillería peruana emitió un comunicado en Twitter en el que aseguró que el vertido es “el peor desastre ecológico ocurrido en Lima (Ventanilla pertenece a su demarcación) en los últimos tiempos y ha oasionado un grave perjuicio a cientos de familias de pescadores”. “Repsol debe resarcir este daño de manera inmediata”, apuntilló el mensaje.

Al día siguiente, el jueves 20, el presidente Castillo visitó la zona afectada sobrevolándola en helicóptero y calificó lo ocurrido de “ecocidio” (es decir, un crimen ecológico), y emfatizó: “aquí no podemos rehuir las responsabilidades, se trata de asumirlas y, en ese caso, de la empresa causante del desastre ecológico”.

Su mensaje fue más allá, y afirmó en un mensaje en Twitter que el gobierno acababa de poner en marcha “las acciones penales, civiles y administrativas” necesarias para preservar “la soberanía y bienestar del país”.

Aunque en el mensaje Castillo no acusaba directamente a Repsol de estar socavando la soberanía y bienestar de Perú, sí adivrtió que “el daño ambiental que causan las empresas y las malas legislaciones tienen que ser frenadas”. Y agregó que su gobierno buscará sancionar “a los responsables del daño” ocasionado en la flora y la fauna y a “las comunidades puestas en peligro”.

RESPUESTA TIBIA DESDE ESPAÑA

En medio del estallido de las críticas, la embajada española en Lima emitió un comunicado en el que aseguró lamentar “muy profundamente los efectos del vertido de crudo” en Ventanilla que “implica a una compañía española”, pero a continuación cerró filas con Repsol al avalar su tesis de que el accidente no era previsible por haberlo provocado un tsunami.

EL ALCANCE DEL DRAMA

Lo que vio Castillo en su vuelo fueron al menos 17 playas manchadas de chapapote, en un vertido que no deja de aumentar en cifras. Si el jueves se cifraba en 6 mil barriles el derrame y en 1.8 kilómetros cuadrados la afectación en la zona de playa, este sábado se documentaban ya 2.9 kilómetros cuadrados de área dañada.

Un trabajador de limpieza en el vertido de Repsol en Ventanilla, Lima, muestra un ave cubierta de chapapote, este miércoles.

Un trabajador de limpieza en el vertido de Repsol en Ventanilla, Lima, muestra una ave cubierta de chapapote, este miércoles.

EFE / Cristhian Meza / Municipalidad de Ventanilla

Para hacer frente a la crisis, el gobierno y Repsol tienen a más de mil 500 personas trabajando en la zona, y este sábado la empresa aseguró que ha retirado 2 mil 384 metros cúbicos de arena intoxicada, a la vez que afirmó que espera haber terminado de limpiar la playa a finales de febrero.

Entre tanto, Castillo decretó este sábado una emergencia ambiental de 90 días en la región, con el fin de para garantizar el manejo sostenible de los territorios afectados, dijo el secretario de Medio Ambiente, Rubén Ramírez.

ENOJO POPULAR

En paralelo a las críticas y acusaciones del gobierno, también parte de la ciudadanía peruana se ha lanzado contra Repsol. Por ejemplo, este viernes un grupo de personas se concentró frente a la sede de la empresa española en Lima para protestar. Lo hicieron bajo pancartas que rezaban “No más empresas de mierda #RepsolHazteCargo” y “¡Fuera Repsol!”.

Activistas protestan contra la petrolera española Repsol frente a sus instalaciones en Lima, este viernes.

Activistas protestan contra la petrolera española Repsol frente a sus instalaciones en Lima, este viernes.

EFE / Paolo Aguilar

Ambos mensajes se han convertido también en hashtags en redes sociales (#RepsolHazteCargo y #FueraRepsol), y este sábado un grupo de activistas realizó un plantón con baile y música, de nuevo frente a las instalaciones de Repsol en la capital.

En uno de los mensajes se recordaba también que en Perú suman “más de 7 mil derrames en 5 años”. De hecho, no es el primer vertido de Repsol en el país; ni el primero en la refinería de La Pamilla.

En 2013, la empresa española reportó que había derramado accidentalmente 7 barriles de crudo en Ventanilla, pero un peritaje posterior determinó que en realidad fueron 195 barriles.

En consecuencia, el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental de Perú (OEFA) llevó a la empresa a los tribunales por mentir y por no reparar correctamente los daños. Logró ganarle el caso en 2015, tras una apelación de Repsol que, eso sí, logró rebajar a la mitad la multa.

Es pronto para saber en qué acabará el nuevo enfrentamiento entre Lima y la compañía española, pero por ahora la directora de la OEFA, Miriam Alegría, aseguró al diario español El País que su organismo investiga si Repsol colocó las barreras de contingencia como dijo haber hecho: “Si el derrame se ha dispersado es porque el plan de contingencia no ha sido el adecuado: eso está en investigación”, explicó.

Independiente de lo que ocurriera con esas barreras, el patrón de mentiras parece repetirse. En 2013, Repsol catalogó lo ocurrido de “derrame controlado”, cosa que en el juicio quedó demostrado que era falso. Ahora, de nuevo, usó las mismas palabras. Parece que, una vez más, de controlado no tenía nada.

@marcelsanroma