Pareciera como que Emilio Lozoya y Hugo López-Gatell podrían no tener mucho en común, el primero gusta de vinos caros y destinos lujosos, el otro es más bien de estilo hippie, amante de las playas relajadas en Oaxaca. Uno, lector de informes financieros y oportunidades de negocios; el otro, lector de viejos poetas socialistas.

“Niño malo no castigado, se hace más osado”

Pero, en el fondo, comparten la impunidad del régimen gracias a sus cuestionables encantos, gracias a que en su momento supieron cómo venderse a la 4T cómo leales e indispensables.

López-Gatell, por ejemplo, mareó a López Obrador con alguna sibilina forma y entonces, embrujado, nuestro presidente le apostó, le apuesta aún, hasta el final.

Sin importar el tamaño de sus estropicios, Gatell nunca será removido del cargo pues, hacerlo, representaría una derrota personal para el presidente, un reconocimiento del fracaso en la estrategia contra la Covid que nos puso como un ejemplo mundial de lo que no debe de hacerse.

Y sí, el presidente podrá no tragar ya a su zar anticovid que, en el colmo de lo surreal, tiene cerradas sus oficinas porque su personal está contagiado ¡de covid!, pero jamás, nunca lo va a correr.

Lozoya parece gozar del mismo poder, en su momento convenció al fiscal Gertz Manero de tener la capacidad para aportar elementos que dejarían en las ruinas a los opositores del régimen lopezobradorista, Lozoya vendió que se las sabía de todas todas, cantaría al son que la 4T le ordenara con tal de salvar su pellejo.

Se lanzó contra todo el mundo, igual escupió sin pruebas contra Ricardo Anaya que contra Miguel Barbosa , igual contra el PRI , contra el PAN y hasta contra periodistas como Lourdes Mendoza, quien, como en justicia poética, lo puso contra las cuerdas con las fotografías que hoy le podrían costar su libertad.

El problema aquí, es que Gertz Manero fue quien convenció al presidente de la importancia del “Señor Lozoya” y la metida de pata, o de pato, que cometió don Emilio se la van a cobrar, primero, al Fiscal que tanto lo mimó.

Ayer, molesto, el presidente dijo que la prepotencia y desparpajo de Emilio Lozoya eran “una provocación”, ¿que no fue también una “provocación” ver a López Gatell noviando en Oaxaca mientras el país entero sufría del encierro y abandono gubernamental en la pandemia?

Diferencia fundamental: López-Gatell es un error directo de López Obrador, Emilio Lozoya es un error directo de Gertz Manero que le pega directamente al presidente.

Pero, le apuesto algo, igual López-Gatell que Lozoya sintieron ese poder de valemadrismo que te da la impunidad cuando sabes que las reglas no se aplican a tu persona.

DE COLOFÓN.-

Hay más de 650 mil millones de pesos que los gobernadores salientes gastaron sin comprobar. Hagan sus apuestas, ¿Quien será el primero en la cárcel?

@LuisCardenasMX