PROTESTA AGOTADA

Una acampada agotada harta a comercios y trabajadores de Barcelona

Negocios, cafeterías y hoteles lamentan un descenso de clientes a las puertas de la campaña navideña

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Guillem Sànchez / Patricia Castán

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En la asamblea nocturna de este lunes afloró el agotamiento del centenar de jóvenes acampados en la plaza de Universitat de Barcelona, tras más de tres semanas de una protesta con la que bares, negocios, paseantes o estudiantes conviven a regañadientes. Entre los partidarios de recoger las tiendas parecían encontrarse la inmensa mayoría de los impulsores primigenios del asentamiento. "Abandonar no es una derrota, podemos seguir con acciones alternativas", defendían. La oposición, encarnada casi exclusivamente por recién llegados, ni tan jóvenes ni tan universitarios, lo veían radicalmente distinto. "Claro que irnos es una derrota, llamadlo como queráis, pero es una derrota". 

Después de que las juventudes de Esquerra y Arran se desentendieran de la acampada, llevándose los últimos la caja monetaria de resistencia, y de que los Mossos d’Esquadra identificaran a 117 acampados durante el fin de semana –se supo que el baño químico y algunas vallas eran robados–, se hicieron evidentes los "problemas de organización". A pesar de que las donaciones de vecinos fueron constantes, sobre todo de comida o de ropa de abrigo, la intendencia los ha desgastado: faltan manos para "tareas de vigilancia" o para "lavar los platos".

Los comercios se hartan

La relación entre los acampantes y el comercio no había sido del todo mala, pero al llegar la campaña navideña la cosa ha cambiado, cuando especialmente negocios de mantas o de turrones –presentes en la plaza– se juegan el año, y el comercio del entorno ya avisó de que la prolongación de la protesta los iba a llevar al "límite", comprometiendo incluso la contratación de personal extra que preveían para estas fechas.

Cafeterías como el Estudiantil han notado que reciben menos clientes. Salvo en una zapatería, la farmacia o en el Zara, todos los comercios confirman el mismo descenso. "Hay turistas que, sin saber de qué va, perciben con temor la acampada". Además, el aspecto de la plaza se ha deteriorado. Franquicias como el Buenas Migas o el Starbucks se han resignado a que sus baños alivien a los acampados. Sus trabajadores no protestan airadamente aunque con la voz baja sí añaden que el lavabo de la primera se ha embozado cuatro veces y ha inundado el local. También han desaparecido en dos ocasiones las bombillas. En las últimas horas, una mujer ha sido supuestamente víctima de una posible agresión sexual en la acampadavíctima de una posible agresión sexualLos Mossos d’Esquadra investigan el caso aunque la víctima, ingresada actualmente en un centro psiquiátrico, todavía no ha denunciado formalmente.

Situación enquistada

Los negocios afectados emitieron ya la pasada semana, bajo el paraguas de Barcelona Oberta, que aglutina a los ejes comerciales más céntricos y turísticos, un comunicado que aireó los efectos colaterales de la acampada y pidió a las administraciones una intervención para buscar una "solución política" que despeje la calle. Los descensos de ventas registrados se sitúan en algunos casos entre el 30 y el 50%, asegura el presidente de la asociación, Gabriel Jené

La plaza de Universitat iba a vestirse de Navidad por primera vez. E iba a hacerlo a través de una colaboración con la Fundació Tot Raval subrayando la multiculturalidad del barrio anexo. Pero los ánimos no están para montajes y los patrocinadores ya no están por la labor. Tampoco se ha ornamentado de momento (más allá de la preinstalación de cables) la calle de Pelai, un eje tradicional de compras, por motivos de seguridad. Ni el tramo de la Gran Via. El encendido oficial en la ciudad está previsto para la próxima semana.

Algunos operadores han detenido, de momento, los fichajes de personal extra para la temporada a causa del descenso "de las ventas", admiten varios. Y otros se plantean reducir sus plantillas de refuerzo de fin de semana si la situación no revierte.

Los hoteles ubicados en las inmediaciones de la protesta, cuyo acceso se ha complicado mucho desde hace semanas, han recibido por parte de los clientes quejas. "Se sienten inseguros y algunos incluso cancelan su reservan", señalan uno de ellos, que pide anonimato.

Movilidad obturada

Mientras ha durado la acampada, el tapón que ha producido ha cortado la circulación de la Gran Via, las rondas Universitat y Sant Antoni y de la calle de Pelai. Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) ha suprimido cinco paradas y ha alterado el recorrido habitual de 10 líneas de bus, que diariamente trasladan a más de 140.000 usuarios, con una demora acumulada de entre 15 y 30 minutos. El tráfico de coches ha descendido por la Gran Via, la arteria más afectada, en un 29%. Y algunas calles cercanas han sufrido más congestión, un 29% más la de Entença, un 17% la de València y un 7% la Ronda Litoral