La guerra en Ucrania ha cruzado una nueva barrera psicológica: este jueves se cumplen 50 días desde que el presidente de Rusia, Vladímir Putin, anunciara una "operación militar especial" para "desnazificar" el país vecino.

50 días en los que se ha reducido gran parte del país a escombros, han muerto miles de personas y millones han huido de Ucrania. Pero las bombas siguen cayendo y, a pesar de que la capital ha dejado de ser un objetivo, ciudades como Mariúpol siguen sitiadas y en una situación de crisis humanitaria.

Al menos cuatro muertos y diez heridos por bombardeos en la región de Járkov durante la jornada de este miércoles, según han informado las autoridades ucranianas en la cuenta oficial de Telegram de la administración estatal regional de la ciudad. "El 13 de abril de 2022, militares rusos dispararon contra edificios residenciales en el distrito Nemyshlianskyi de Járkov. Tres personas murieron en el bombardeo. Cuatro civiles resultaron heridos, el más joven, de 17 años y el más mayor, de 75", ha dicho su jefe militar, Oleg Sinegubov.

Además, la agencia de noticias Unian ha señalado que ya hay más de 100 civiles muertos en la región nororiental de Sumy, según el jefe de la administración militar de la zona, Dimitro Zhivitski, quien ha confirmado que hay muchos cadáveres con las manos atadas y con signos de tortura o heridas de bala en la cabeza.

En este sentido, Zhivitski ha asegurado que hay una gran cantidad de heridos en los hospitales y ha indicado que pasaron "columnas con miles de vehículos blindados rusos que dispararon contra todo lo que los rodeaba, incluso contra ancianos y niños".

Por otro lado, en otro punto del país, la administración estatal de la ciudad de Kiev, ha contabilizado casi 10.000 desplazados internos, siendo la mayoría de ellos de regiones como Irpin, Bucha o Gostomel (3.978 personas), mientras que unos 1.500 civiles serían de Chernígov.

Según el alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, dos tercios de la población ha regresado, aunque el transporte público permanece cerrado. Otra de las regiones castigadas por los combates es Jersón, donde hay al menos 106 asentamientos sin electricidad y faltan alimentos, medicinas y otros productos de primera necesidad, tal y como ha denunciado la comisaria de Derechos Humanos del Parlamento de Ucrania, Liudmila Denisova, en su perfil oficial de Facebook.

La Casa Blanca matiza a Biden

La Casa Blanca ha matizado las palabras del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, quien ha calificado las acciones rusas en Ucrania de "genocidio", recalcando que el mandatario habla por el país y que no cambia la estrategia estadounidense, pese a que haya un proceso internacional para determinar si los ataques de Moscú contra Kiev constituyen esta forma de exterminio.

"Putin está atacando brutalmente a los civiles y violentando a un país en este momento. El presidente (Biden) estaba hablando de cuáles son esas atrocidades y lo que está viendo en el terreno", ha dicho su portavoz, Jen Psaki, matizando que, aunque Biden haya hablado en hasta dos ocasiones de "genocidio", todavía hay en marcha "un proceso legal" por el que las acciones rusas serán juzgadas.

En este sentido, ha aclarado que Biden "no se está adelantando" al trabajo de los tribunales internacionales, sino que está hablado "de lo que siente". Psaki ha reiterado que, "independientemente" de cómo se llame, el objetivo de Estados Unidos es "seguir ayudando a los ucranianos en esta guerra".

"Desde el comienzo de esto, la retórica del Kremlin y los medios rusos ha sido negar la identidad nacional del pueblo ucraniano. Y el Kremlin ha lanzado un ataque a gran escala contra la soberanía del Estado ucraniano y su pueblo", ha dicho.

Psaki ha reiterado en varias ocasiones que "lo que se está viendo sobre el terreno" es prueba de ello, aunque haya "diferentes líderes de todo el mundo (que) lo describan de diferentes maneras". "Él (Biden) es el presidente y se le permite dar a conocer sus puntos de vista en cualquier momento que desee", ha añadido.

"Lo que es incuestionable es lo que estamos viendo es horrible: los civiles, los hospitales, incluso los niños. El presidente lo llamaba como él lo ve", ha dicho, agregando, pese a ello, que "una consideración de genocidio requiere años".

También se le ha preguntado al portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, sobre esta etiqueta, quien ha respondido que "están trabajando muy de cerca" con la oficina del fiscal general de Ucrania para "iniciar un caso penal con miras a posibles enjuiciamientos". "Si esto es un crimen de guerra, si esto es una atrocidad, si esto es un genocidio, no cambia nuestra estrategia. No nos da ninguna autoridad adicional para usar", ha sentenciado, agregando que Biden busca "llamar la atención públicamente" sobre las atrocidades que están ocurriendo en Ucrania en este momento.

El portavoz de la Presidencia rusa, Dimitri Peskov, condenó estas palabras de Biden sobre el posible "genocidio" en Ucrania -- un término que hasta ahora la Administración estadounidense había evitado-- e incidió en que el Gobierno ruso está "categóricamente en desacuerdo".

"Consideramos inaceptable intentar tal distorsión de la situación (...) esto es difícilmente aceptable para el presidente de Estados Unidos", agregó Peskov, que remarcó que el país norteamericano "ha cometido hechos bien conocidos en el curso de la historia moderna y reciente", recogió la agencia de noticias rusa Interfax.