Literatura

El Bibliometro renueva sus libros para los que van con prisa y quieren novedades

La Comunidad de Madrid destina 904.000 euros para la prestación del servicio de bibliotecas públicas en el Metro de Madrid, lo que garantiza su mantenimiento hasta 2024

La Comunidad de Madrid acerca la literatura a los viajeros de metro con bibliotecas públicas en estaciones.
La Comunidad de Madrid acerca la literatura a los viajeros de metro con bibliotecas públicas en estaciones.Alberto R. RoldánLa Razón

Entran y corren hacia las escaleras mecánicas o hacia el ascensor. Alguno pasea, ensimismado, y hay quien se detiene en ese lugar con tonos celestes que contiene libros. El Bibliometro de Chamartín es uno de esos espacios por los que ha apostado la Comunidad de Madrid con la dotación de 904.000 euros para que los viandantes puedan usar ese servicio hasta 2024.

Anabel llega con prisas para dejar «Independencia», de Javier Cercas. Es la segunda parte de los enrocados del investigador Melchor Marín, cuya primera historia, «Terra Alta», le otorgó al escritor el premio Planeta en 2019. «Es muy interesante. Me lo he leído en una semana», se ríe.

Se decanta por usar este servicio por su variedad, por su actualidad y porque lo tiene, en definitiva, «muy a mano»: «Pasas cuando sales de trabajar. Coges un ejemplar y lo lees en el transporte. Además, en las bibliotecas municipales suele haber solo un ejemplar de estas novedades y aquí hay varios».

Anabel prefiere no decir su apellido, pero cuenta que acaba de cumplir 50 años de disfrute, y que los celebra acompañada de sus autores predilectos. Se reconoce como una amante de la literatura. «La pereza ya no es una excusa. Con este método puedes coger un título aquí, en Moncloa, en Nuevos Ministerios…».

El mapa subterráneo persigue a los usuarios en distintos puntos de la ciudad con gran afluencia. Sin olvidar los lugares menos transitados, como apuntala Carlos García-Romeral Pérez, Jefe del Área de Servicios Públicos de Lectura: «Por ejemplo en la Sierra de Guadalupe, que es un intercambiador entre el metro y el tren que está cerca de una zona industrial».

Su horario, de una y media del mediodía a las ocho de la tarde, es inusual, pero obedece a una lógica. «Abre cuando hay más usuarios que salen de trabajar, que van a comer. No es que no vayan a una biblioteca pública, sino que le pilla mejor para sus intereses lectores esos libros. En un 90% son narrativa y en un porcentaje muy pequeño es poesía y teatro».

La Comunidad de Madrid acerca la literatura a los viajeros de metro con bibliotecas públicas en estaciones.
La Comunidad de Madrid acerca la literatura a los viajeros de metro con bibliotecas públicas en estaciones.Alberto R. RoldánLa Razón

La red tiene dos vertientes que funcionan coordinadas: el Ayuntamiento de Madrid se hace cargo del núcleo y del extrarradio la Comunidad de Madrid en Carabanchel Alto, Chamartín, Mar de Cristal, Sierra de Guadalupe, Puerta de Arganda y Puerta del Sur. La infraestructura, por su parte, corre a cargo del metro.

El contrato, aprobado por el Consejo de Gobierno en su última reunión, garantiza la atención al público en estos seis módulos que cuentan cada uno con 3.000 volúmenes aproximadamente. Además de un fondo de depósito adicional de unos 40.000 ejemplares.

«El primer Bibliometro abrió el 27 de julio de 2005 en Nuevos Ministerios y el último en Chamartín 22 julio 2008», rememora García-Romeral. Su intención es seguir ampliando, pese a las dificultades de la pandemia. Apuestan por novedades: «Los vencejos», de Fernando Aramburu; «Estaré sola y sin fiesta», Sara Barquienero; «Los días perfectos», de Jacobo Bergareche. «Están los libros que en este momento son más leídos y más demandados», asegura sobre ejemplares disponibles en el catálogo a través de pantallas táctiles o del Portal del Lector. «Además, la rotación del fondo es del 95%, es decir, prácticamente todos son prestados más de una vez al año».

Amor por la lectura

«La Comunidad de Madrid es la región con más lectores porque hay unos servicios públicos que son de calidad», explica el jefe del área. «Las bibliotecas son un lugar de lectura, un lugar de encuentro, de ocio, incluso son edificios singulares que merece la pena visitar. Aportan calidad cultural y calidad de vida».

Según cita, en 2021 más de 1.000 personas se hicieron miembros de este servicio en el metro. «El número de préstamos 2021 ha sido de 32.227». Una de ellas, Beatriz Vethencourt pasa por los tornos con el catálogo en la mano. Esta venezolana de 34 años va entre una y tres veces al mes a escoger una novedad. El último que leyó fue «Inferno», de Dan Brown. «Ahora he venido a coger el último de Stephenie Meyer, “Sol de medianoche”, y todavía no lo tienen, así que habrá que esperar».

Para ella, las bibliotecas cambian a la ciudadanía. «Mejoran porque enriquecen, nutren y esas personas ven otro mundo, pueden copiar las cosas buenas de otras sociedades, no importan si son utópicas, distópicas o completamente ficticias».