La renovación de Dembélé por el Barça ha entrado en un peligroso punto muerto. Tanto es así que la continuidad del delantero francés en el Camp Nou está hoy seriamente cuestionada y podría resolverse para mal en las próximas horas si no hay un vuelco drástico. Fuentes conocedoras de la operación explican a MD que si no existe un cambio en la política de negociación de sus representantes, el jugador azulgrana podría acabar sin equipo y entregado al mejor postor. La paciencia en el Camp Nou tiene un límite y Dembélé lo está rebasado. No le dejarán sin jugar, porque Xavi entiende que es un despilfarro deportivo innecesario, pero no le van a consentir todo, y por eso apuran.
El problema es del jugador, única y exclusivamente. No sabe cómo resolver una situación encallada desde hace tiempo y que él mismo tiene clara. Dembélé quiere quedarse en el Barça. Está feliz en cl club, en el vestuario y entiende que puede ser uno de los pilares en los que se sustente la regeneración del equipo. Se siente importante y sabe que Xavi le considera fundamental. Pero más allá de las consideraciones deportivas, no hace ningún movimiento más
Lo que le separa de la renovación es la ambición de sus agentes. Fuentes conocedoras de la situación aseguran que no existe ningún vínculo más allá de lo estrictamente profesional. Dembélé cedió sus derechos a Moussa Sissoko, socio de Moustapha Diata, pero la última palabra es suya. Entre los dos, deciden el futuro del jugador, y su forma de actuar, pero el culé empieza a no estar de acuerdo con sus movimientos. Les ven nocivos. Su familia, tampoco, según las mismas fuentes, pero en el club no ven una buena predisposición por solventar la negociación. La influencia de sus representantes está siendo determinante para que no se avance en nada, entienden en el Camp Nou.
Dembélé es un jugador apetecible por muchos clubs pero a día de hoy no existen ofertas firmes y cuantiosas. El suficiente dinero para pagar lo que reclama. Sólo el Manchester United y el Bayern han mostrado un interés real, que no va más allá ni se ha concretado en una propuesta. Por mucho que se diga que tiene apalabrada una salida, Dembélé está donde está, que es en el Barça. Donde quiere quedarse. El problema es que tiene la última palabra y no hace uso de ella.