Cualquiera que haya leído Muerte en el Nilo, de Agatha Christie, recordará que un collar de perlas (robado a la heredera Linnet Doyle) desempeña un papel fundamental en esta novela de 1937, que gira en torno a una serie de asesinatos a bordo de un barco egipcio conocido como El Karnak. Kenneth Branagh adapta ahora al cine este clásico protagonizado por Hércules Poirot y ha decidido subir la apuesta de las joyas.
Así, en lugar de un delicado collar de perlas, el diseñador de vestuario Paco Delgado se ha hecho con un diamante Tiffany amarillo de 128,54 quilates (que Audrey Hepburn lució durante la promoción de Desayuno con diamantes) para que Gal Gadot lo luzca en su papel de Doyle. El diamante, tallado en forma de cojín, está habitualmente custodiado en una vitrina cerrada con llave en el buque insignia Tiffany en la Quinta Avenida. Y más de 100 años después de su descubrimiento en la mina sudafricana de Kimberley, constituye uno de los mayores diamantes amarillos del mundo.
"Es una joya muy emblemática", cuenta Delgado al detallar cómo accedió a la piedra para su utilización en la película. “Por razones de seguridad (y por la naturaleza de la trama) Tiffany & Co hizo varias réplicas para esta producción. El nivel de vigilancia con que se protege el original es extraordinario”. Más allá de esta pieza, el diseñador (nominado al Oscar por La chica danesa y Los miserables) también buscó en los archivos de la época de la firma y encontró joyas que imitaban su esplendor art déco.
"Emma Mackey (que interpreta a la sospechosa principal, Jacqueline de Bellefort) lleva varios diseños de la línea Tiffany Victoria que casan perfectamente con el vestuario de la jet set de los años 30. El personaje de Annette Bening, Euphemia, también luce muchos diseños de Jean Schlumberger para Tiffany", explica Delgado.
Tener el acceso a los que quizá son los diamantes más notables del mundo resultó difícil desde el punto de vista logístico, pero este no ha sido (ni mucho menos) el único reto al que se enfrentó el diseñador de vestuario en esta producción: "La película cuenta con 14 intérpretes principales, cada uno de ellos con una docena de looks", explica entusiasmado a Vogue. "Estos personajes equivalen a las altas esferas de los años 30, e ir en un crucero de vacaciones por el Nilo implicaba llevar cada día un traje para el desayuno, otro para el almuerzo y un tercero si tenías una cena o un baile por la noche".
Los archivos de Vogue de esa época fueron una importante fuente de inspiración para los looks. Por entonces, esta cabecera publicaba cada año números dedicados a la moda de crucero: "Los años 30 fueron un periodo increíblemente moderno en lo referente a moda, mucho más que los conservadores años 40", señala Delgado. "La calidad y el drapeado de las telas consiguen que la ropa se sienta 'de esa época', y tuve la suerte de tener un equipo entero tiñendo y bordando conmigo para asegurarnos de que nuestras piezas fueran lo más realistas posible."
En la fase inicial del diseño de los trajes, Delgado llegó a desarrollar un esquema de cuadrícula para llevar la cuenta de quiénes y cuándo aparecían juntos en cámara, lo que garantizó que los 150 looks que ha producido funcionan armoniosamente en la pantalla. Un resultado notable de su férrea planificación es la transición del color: la película comienza con todo el reparto en una paleta clara que se va oscureciendo a medida que se acentúa el misterio de Agatha Christie. "Al final de la película todos están vestidos de negro". Señal de mal agüero donde las haya.
Muerte en el Nilo estará en los cines a partir del 11 de febrero de 2022.
Este artículo se publicó originalmente en Vogue.co.uk
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