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Euroliga

Real Madrid 89 Bitci Baskonia 74

Anthony Randolph ya está aquí (y Thompkins también)

Actualizado

El Real Madrid vuelve a pasar por encima del Baskonia con la mejor versión del pívot y el regreso de Trey tras ocho meses de lesión. Yabusele y Abalde también destacaron en un partido que se perdieron por covid Tavares y Rudy

Yabusele y Causeur intenta atrapar el balón ante Sedekerskis.
Yabusele y Causeur intenta atrapar el balón ante Sedekerskis.EUROLEAGUE

Una hora antes del duelo, sustos del covid, se anunció que Edy Tavares se uniría a Rudy Fernández como baja por contagio. Lo que hace no mucho eran sobresaltos insalvables, ahora son meras anécdotas para un Real Madrid boyante, que ni se inmutó contra el Bitci Baskonia. En el retorno de Trey Thompkins ocho meses después, los blancos pasaron por encima de los vitorianos para seguir en lo alto de esta atribulada Euroliga. [89-74: Narración y estadísticas]

Saber adaptarse a los vaivenes resulta clave en las aguas turbulentas del presente, donde los jugadores desaparecen, los partidos se aplazan, todo sin demasiado tiempo para reaccionar. El Baskonia, que llevaba lo suyo sin jugar, fue una sombra en el WiZink, ni rastro de competitividad. Se iba a llevar el tercer repaso de lo que va de temporada ante un Madrid sólido y superior, que tuvo un par de hombres tocados por una varita mágica.

La sensación de rodillo blanco fue una constante y Gerschon Yabusele, recién renovado hasta 2025, la punta de su lanza. Su amanecer fue demoledor. Cuando se fue al banquillo por primera vez, en 12 minutos había sumado 15 puntos sin fallo y cinco rebotes. La ventaja ya había superado la decena y en ese instante el WiZink tuvo otro alegrón: volvía uno de los tipos más carismáticos y queridos, el atildado Thompkins.

¿Quién se acordaba ya de los ausentes? La última vez del Madrid en Euroliga fue aquel 22 de diciembre en que con sólo seis jugadores de la primera plantilla, los canteranos dieron una lección al CSKA. El de ahora, a la espera de Gabriel Deck, es un lujo a las órdenes de Pablo Laso. Ante la desidia baskonista, que ni faltas cometía, el Madrid alargaba la ventaja. La sangría en la pintura fue flagrante. Hasta Randolph, jugando de cinco, se ponía las botas (12 rebotes en 12 minutos). Fue la otra gran noticia de la noche blanca, la plenitud del que hace un año se rompió el Aquiles.

No hubo demasiado giro de guion a la vuelta de vestuarios. El Madrid puso la máxima (59-39) y los triples de Costello parecieron hacer reaccionar después al Baskonia (61-48). Pero era demasiado la losa para los de un cariacontecido Spahija. La segunda parte fue la de Anthony Randolph, que se empieza a parecer al de antes y al que se le unió un entonado Abalde. Pese a la falta de ritmo que le hacía agotarse todavía pronto, el estadounidense mostró el ímpetu físico de antaño y firmó un doble-doble.

El Baskonia, que no contó con Marinkovic ni con Raieste y que hace unos días despidió a Nnoko, apenas tuvo un resquicio. Nueve abajo, Giedraitis tomó una mala decisión y Abalde le castigó con un triple que enterraba cualquier sueño de remontada. Después, hasta Thompkins tuvo tiempo para ir tomando confianza.

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