No hay quien pueda con este Rayo ante su gente. Incluso en aquellos días en los que el dominio no se traduce en goles, los de Iraola sacan sus partidos adelante. Un tanto de Cabrera en propia meta alargó el ilidio de un equipo que no se pone límites y que sigue consolidado en los puestos europeos. El Espanyol, por su parte, sigue atascado a domicilio.
El Rayo se ahorró -como siempre que juega en casa- las tres primeras marchas de su velocidad y empezó imprimiendo un ritmo muy alto orquestado con una buena presión sobre el rival. Isi llevaba la batuta y los Garcías, Fran y Álvaro, ponían picante por la autopista de la banda izquierda. La premisa estaba clara, aunque sin Falcao -esperando en el banco- esos centros no fructificaban.
Sin embargo, y tras un parón debido a un choque de cabezas entre Yangel y Darder, el Espanyol demostró que tenía pulso y dos arrebatos de Puado y de RDT, este último con un cabezazo que tuvo que sacar Dimitrievski por los aires, estuvieron a punto de ponerles por delante. Aquello hizo reaccionar con más empeño a los de Iraola, con Trejo entrando en calor y con otro puñado de llegadas peligrosas que multiplicaron los "uys" en el feudo vallecano.
Se llegó al descanso con un mejor sabor de boca en los locales, pero en esto lo que manda es quién es capaz de meter la pelotita. Y el que lo logró fue Cabrera, aunque donde no era. Una de las enésimas internadas por banda de Álvaro García acabó con el toque del charrúa hacia el fondo de las mallas, lo que provocó el delirio en Vallecas.
Oliendo sangre, los locales siguieron buscando otro tanto en los minutos siguientes, pero el guión era el mismo: faltaba un killer que aprovechase todos los envíos. Salió poco después, pero por aquel entonces la falta de oxígeno del mejor local de Primera dio alas a los pericos, que gozaron vieron cómo Dimitrievski sacaba los disparos peligrosos de Pedrosa y de Puado.
Al final, a pesar del empeño visitante, la inercia positiva vallecana se impuso a todo incluso cuando las fuerzas escaseaban. De hecho, en las estadísticas ni siquiera figura un solo tiro a portería a su favor, pero es que el Rayo disfruta como un niño en Navidad cuando está en casa.
