La emprendedora que pasó de vestir a sus hijas a campeones del mundo

Cuando sus dos hijas empezaron a hacer patinaje artístico, Inés Zeleme descubrió que la indumentaria para practicar este deporte era todo un nicho de mercado. Vio la oportunidad y se deslizó hasta ella. La firma Inés Zeleme Sportswear inició su recorrido en el 2007, con la confección de medias exclusivamente. Con los años, la emprendedora ha ido sumando nuevos productos. En la actualidad, se dedica al diseño y confección de todo tipo de prendas relacionadas con el patinaje artístico, tanto de entrenamiento como de competición.

Zeleme ha pasado de vestir a sus hijas a vestir a campeones mundiales. Los embajadores de la marca, los patinadores Pau García y Natalia Baldizzone, resultaron ganadores en sus respectivas modalidades en el Mundial de patinaje artístico, celebrado en Asunción (Paraguay) del 29 de septiembre al 9 de octubre. “Este último año el crecimiento ha sido considerable, a raíz del confinamiento y gracias al apoyo de Barcelona Activa, con sus programas de digitalización y Rethinking, hemos explotado nuestros canales de comunicación online y hemos conseguido hacernos un hueco reconocido en el mundo del patinaje”, comenta la fundadora.

Materiales

Para las prendas utiliza econyl, un tejido de licras de hilo de nailon reciclado

Las prendas son confeccionadas desde el pequeño taller que Inés Zeleme Sportswear posee en Vilanova i la Geltrú, en colaboración con un taller externo. “Trabajamos a medida, controlando todos los procesos”, explica Zeleme. Para las prendas utiliza eco­nyl, un tejido de licras de hilo de nailon reciclado, provenientes de desechos de nailon como redes de pesca, tul rígido u otros productos. El canal utilizado para las ventas es la página web de la compañía, y la red social Instagram es su mejor escaparate. Venden por todo el territorio español, pero también les llegan peticiones de otros países europeos y de Latinoamérica.

Inés Zeleme Sportswear busca captar unos 50.000 euros en financiación para hacer frente al aumento creciente de la demanda. Con este dinero, la emprendedora se trasladaría a un taller más grande y podría incorporar personal a la empresa, recortando los plazos de entrega y pudiendo llegar a más mercados.