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HOMOFOBIA
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Que sea el fin del armario y de la censura

La apelación a una “amenaza” contra los niños es un lugar común del discurso de odio contra las personas LGTB, como en el pasado contra los judíos

Castellon lgtbi
Algunos de los 32 libros retirados de los institutos de Castellón por orden de una juez.Àngel Sánchez

En diciembre de 2019, el exalcalde de Río de Janeiro Marcelo Crivella –un pastor evangélico aliado a Jair Bolsonaro– envió inspectores a la Bienal del Libro para buscar y aprehender toda obra con “escenas de homosexualismo”. La extrema derecha brasileña usa ese término, que sugiere enfermedad e ideología, para referirse a la homosexualidad.

Todo comenzó cuando Crivella supo que, en algunos estands, había ejemplares de Los jóvenes vengadores que llevaban en su portada el primer beso gay de ese cómic de Marvel, entre Hulkling y Wiccan. Dijo que había que proteger a los niños de esa imagen “impropia” y aprovechó para extender la censura a cualquiera que mencionara la homosexualidad.

Cuento esta y otras historias en mi libro El fin del armario (Anaconda, 2020), una investigación periodística sobre la vida de las personas LGTB en el siglo XXI que la jueza Carola Soria ordenó este viernes retirar de los institutos de Castellón, a pedido de una asociación de abogados vinculada a VOX. Fueron censurados 32 libros; un gravísimo ataque a la libertad de expresión. El argumento fue el mismo de Crivella: que eran “impropios” para los alumnos.

Fingen que en los institutos no hay alumnos LGBT, como si naciéramos adultos

La apelación a una “amenaza” contra los niños es un lugar común del discurso de odio contra las personas LGTB, como en el pasado contra los judíos, falsamente acusados de rituales sangrientos con niños cristianos. Bolsonaro dice “kit gay”, Abascal “pin parental”, Putin y Orbán “propaganda homosexual” y la Iglesia “ideología de género”, pero hablan lo mismo. La extrema derecha, como hace un siglo, difama a minorías ―gais, judíos, inmigrantes, etcétera― para hacer propaganda.

Fingen que en los institutos no hay alumnos LGTB, como si naciéramos adultos. El primer capítulo del libro, Adolescencias robadas, es el más citado en cartas de lectores. Me cuentan que lloraron recordando la propia. Hace siglos nos “adoctrinan” para ser hetero, pero seguimos existiendo. La orientación sexual no se enseña ni puede cambiarse y no hay una mejor que otra, como no es mejor ser blanco o negro. Si tus hijos son hetero, seguirán siéndolo aunque lean mi libro y, si son gais, no los va a cambiar ni el confesionario ―quizás los hará sufrir―. Romper el silencio en la escuela ayudará a muchos a vivir infancias y adolescencias más sanas y felices.

Escapé del Brasil de Bolsonaro y dedico parte del libro a hablar de la amenaza de la extrema derecha. Al censurarme, me dan la razón: el peligro es real, también en España. Como dice Margaret Atwood, no pensemos que “esto aquí no puede pasar”. No subestimemos a los enemigos de la libertad. Que no sea por falta de aviso que no reaccionemos a tiempo.

Bruno Bimbi es periodista, escritor y doctor en Estudios del Lenguaje por la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro. Fue corresponsal en Brasil para la televisión argentina y es autor de los libros Matrimonio igualitario y El fin del armario. Actualmente vive en Barcelona.

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