"Me voy a tirar unos cuantos días pensando en esos segundos. Espero que de esto se quede algo guardado, trabajar sobre eso y que no se vuelva a repetir", dice Adriana Cerezo nada más conquistar la plata. Perdió el oro en los últimos cinco segundos, unos segundos que ya anticipa va a recordar durante mucho tiempo. "A Jesús (su entrenador), lo primero que he hecho es pedirle perdón", confesó..
A sus 17 años, la campeona de Europa es extremadamente exigente. Se marcha de sus primeros Juegos Olímpicos con una medalla de plata que le sabe a poco. "Estoy contenta pero he tenido el combate y he sido yo la que lo ha ido ganando y la que lo ha perdido. Ella es espectacular y no le puedes dar una oportunidad. Yo se la he dado y la ha cogido. Es una chica con la que no puedes ceder porque es muy alta, tiene mucha pierna y tenía que buscar los huecos. En el momento en el que he cedido..., se lamentó.
Le queda una sensación agridulce. "El oro lo ganas y el bronce también, pero la plata la pierdes y ahora lo que te viene es machacarte, aunque espero que no mucho", dijo riendo porque ya está pensando en sus próximos torneos.
También en lo que le pedirá a su abuela en cuanto llegue a España (una tortilla de patata) y aún no se ha planteado dónde colocará su primera medalla olímpica, "aunque
puede que la enmarque y se la lleve a mi abuela o al gimnasio".
Detalle de campeona
"Ahora voy, un momento, que llevan aquí todo el día". Esa fue la respuesta de Adriana Cerezo cuando la metían prisa para la rueda de prensa posterior a su medalla de plata y estaba a punto de atender a la prensa española.
La subcampeona olímpica demostró, una vez más, que es tan grande en el tapiz como fuera de él y quiso agradecer a los medios que hubiesen estado acompañándola tras cada combate a lo largo de todo el día.