Cálculo mental es lo que tuvo que hacer Croacia durante buena parte de su duelo ante la República Checa, aunque fuera el segundo cruce del campeonato. La subcampeona del mundo sesteó durante la primera parte y en la segunda, después de igualar el marcador, contemporizó. Una derrota significaba hacer las maletas de vuelta casa, pero un punto les permitía una última bala: ganar a Escocia y confiar en que Inglaterra endose una derrota a los checos. Las cuentas de la lechera a las que están obligados los hombres de Dalic por no dar la talla. [Narración y estadística]
No se lanzó con ahínco a por la victoria en Hampden Park y apenas inquietó a un rival muy cómodo en el mando, confiado en que Schick engancharía alguna pelota para hacer magia y seguir siendo la revelación de un torneo sin demasiadas sorpresas. A Croacia le faltaban Modric y Kovacic, sobre el campo pero lejos de ser la brújula que necesitaba el equipo, incapaz de hilvanar jugada. Las mejores ocasiones fueron un mal despeje de Vaclik que golpeó en Rebic y salió escupido a palmos de la portería y un centro del capitán que no pudo enganchar Perisic.
Ala media hora, el camino se les empinaba. Del Cerro Grande vio sangre en la cara de Schick tras un salto con Lovren, se fue al VAR y pitó penalti. Chorreando sangre, el goleador de esta Eurocopa no falló. Se ha fijado desbancar a Milan Baros como máximo goleador en un Europeo y se pone a dos tantos.
Los croatas reaccionaron tras el descanso. Era eso o poner un pie en la escalerilla del avión rumbo a las vacaciones. Movió el banquillo Dalic, pero el empate nació de la picardía de Kramaric al sacar una falta y el desmarque de Perisic, que culminó con un derechazo cruzado para batir a Vaclik. En ese momento, apareció el tacticismo. Las dos selecciones se agarraban al punto haciendo cuentas.
Se estiraba la República Checa, pero sus intentos acababan en disparos lejanos como el de Soucek o internadas como la de Janko, que obligó al meta Livakovic a sacar un pie salvador. Respondió Croacia de nuevo con el peligro que generaba Perisic, esta vez sí bien asistido por Kovacic y Modric, que se ordenaron para romper las líneas checas. Pero había demasiado que conservar. Deshacer la igualdad era cuestión de un destello de talento, de unos o de otros. Lo tuvo Petkovic y falló el remate. Todo pasa por Escocia.
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