La última reina consorte de sangre real, bisnieta, nieta, hija, esposa y madre de Reyes, con una determinación clara desde que llegó a España en 1963 junto a su marido, el entonces príncipe Juan Carlos, aún en vida de Franco: defender la corona y a su familia. Así presenta a Doña Sofía la periodista y escritora Carmen Gallardo en 'La última reina' (edit. La esfera de los libros), una biografía novelada basada en la observación y el estudio de imágenes y documentos de la reina emérita, que sale hoy a la venta.
- Lo primero que sorprende es el título, ¿no ser descendiente de reyes te hace ser menos reina?
- No es lo mismo ser reina que trabajar como reina. El linaje, la formación y la tradición conforman una forma determinada de estar en el mundo.Obsoleta y privilegiada para unos y divina para otros. En la reina Sofía culmina una forma de entender la Corona. Es una de las tesis de esta novela.
- ¿Tener sangre azul es determinante para saber mantener las formas rígidas que exige una monarquía?
- No creo que sea cuestión solo de normas, es una educación y una forma de mirar el mundo y sobre todo a los antepasados. La dinastía, la Casa o la Familia Real, es a veces más importante que la propia vida de sus miembros.
- ¿Las Reinas de sangre azul no se divorcian? A doña Sofía la frenó su madre, Federica, cuando sugirió hacerlo de don Juan Carlos.
- Aludes a uno de los episodios novelados en este libro. En él reconstruyo una situación que pudo producirse. Está fundamentado sobre el criterio de que la monarquía no es modernidad, es pasado y tradición, y el divorcio es un asunto de las sociedades modernas.
LA REINA FEDERICA FRENÓ EL DIVORCIO
- ¿Hasta qué punto la 'profesional' se ha impuesto a la mujer? ¿No es esa definición que de doña Sofía hizo el Rey Juan Carlos una descripción fría más que un elogio?
- Ser profesional es un término de andar por casa. Sofía se siente reina, desde una definición clásica, y como tal actúa. Definirla como profesional es vulgarizar ese sentimiento.
- ¿Doña Sofía ha sido víctima de un carácter germánico estricto? Desde aguantar estoicamente en público un dolor de muelas a los ocho años a ser interpelada por su nuera en Palma sin inmutarse mucho.
- No tiene por qué. La educación que recibió como princesa real, tal como se entendía en aquel tiempo, fue la suma de la cultura germánica y también danesa, es decir valores de la tradición europeísta. Habría que sumar la disciplina, el humanismo y el compromiso social. En Palma se inmutó. Solo había que ver su rostro. Todos los protagonistas se inmutaron aquella mañana.
- ¿Nunca fue tan feliz como cuando estaba en Tatoi (Grecia) con sus padres y hermanos?
- Fue muy feliz en ese entorno familiar. También cuando empezó a crear su propia familia. Y ella misma, en una de sus biografías autorizadas, ha confesado que fue muy feliz durante el largo viaje de bodas.
- "Era una mujer fuerte, disciplinada, dura, preparada para afrontar situaciones difíciles, pero nadie la había educado para aceptar la crudeza del desamor" ¿La traición de don Juan Carlos ha marcado su vida? ¿Ha mantenido la esperanza del reencuentro hasta el final?
- Los seres humanos estamos poco preparados para el desamor. Es posible que haya mantenido la esperanza del reencuentro con su marido, pero desde una perspectiva de amistad y servicio a la Corona. Un ejemplo han sido los reyes de los belgas, Alberto y Paola, que mantuvieron vidas totalmente alocadas y separadas en su juventud y ahora parecen dos abuelitos unidos en el final de sus vidas.
- Aludes a la soledad de la reina en esos primeros años en España. Y a que amaba la libertad de pensamiento pero odiaba el comunismo. ¿Es una persona de creencias políticas muy conservadoras?
- El odio al comunismo es de su madre, la reina Federica, entre otras cosas porque el papel político de la Grecia de entonces era mantenerse a toda costa fuera de la órbita del telón de acero. Que su hija Sofía crezca con ideas conservadora es lógico por lo que representa: la monarquía es conservadurismo.
AL PRINCIPIO FUERON EQUIPO
- ¿Qué papel ha jugado en la esfera política? ¿Ha influido en las relaciones de la corona con los Gobiernos?
- Al principio, su marido y ella fueron un equipo que trabajó muy unido para recuperar la Corona española, con una importante influencia de Sofía, crecida y formada en el seno de una familia reinante. Ella llegó con el manual de instrucciones monárquico. Una vez que la Corona se consolidó, las cosas cambiaron.
- ¿De tu investigación sobre la vida íntima de los Reyes eméritos se desprende que hubo amor en algún momento? ¿Se ha sentido querida doña Sofía por don Juan Carlos?
- La vida personal de las familias reales es opaca. Esta novela está fundamentada en la observación gráfica y en documentación. Nadie ha traspasado los sentimientos de la reina como para afirmar o negar radicalmente este asunto. Mi estilo no es fabular sobre lo que acontece en las camas de palacio.
- ¿El modo de actuar siempre contenido de la Reina ha jugado también en su contra, haciéndola menos popular o empática que si se hubiera comportado con mayor espontaneidad? Dices que no le gustó la foto llorando en el funeral de don Juan, una de las más emotivas de ella para los españoles.
- Eso he leído. Además, insisto en que La última reina es una novela. De todos modos, era difícil competir con su marido en ese aspecto. Es tímida, no "campechana" y ha sido rigurosa con el papel que debía desempeñar. A la larga, su compromiso y su actitud están teniendo el reconocimiento social que merece.
- ¿Qué papel ha jugado su hermana Irene como confidente? Ha sido su apoyo moral en los momentos más difíciles de su vida.
- Parece obvio que ha sido su sostén emocional, su hermana del alma, y el permanente vínculo familiar que tanto ansía. La mujer con la que comparte intereses culturales y sociales, recuerdos comunes. Y también las penas.
DOÑA SOFÍA NO SE HA MARCHADO
- ¿Se ha sentido querida por los españoles?
- Solo ella podría responder a esta pregunta. Y si nos guiamos por las encuestas son bien claras: es el miembro más estable en las valoraciones positivas sobre los miembros de la Casa Real. Como ejemplo, el caso de la catedral de Palma fue clarísimo: el apoyo de las mujeres hacia ella fue casi total. Y ahora creo que muchas españolas con malos matrimonios empatizan con la reina en ese sentido. Además, ella vive en España. No ha abandonado sus compromisos. Mientras su marido vive entre príncipes árabes, ella se va a vacunar al centro de salud, recoge plásticos del mar y se interesa por los bancos de alimentos en un momento de gran necesidad. Ese es su mensaje.
- ¿La actual situación familiar le hace sufrir? ¿Juega el papel de matriarca o no ejerce como tal?
- Yo no soy la voz de la reina. Los reyes hablan a través de gestos. Al observarlos, deduzco que la hace sufrir, ella es una defensora de la familia y no ha tenido su ideal de familia.
LAS REINAS 'TOP MODEL' SON LAS ACTUALES
- Los vestidos de una reina no deben resaltar las hechuras de la mujer ni asemejarse a los de una artista, dices en el libro, ¿es doña Sofía una mujer coqueta?
- Claro que es coqueta, solo hay que seguir su trayectoria en el vestir, pero siempre respetando unas normas estrictas.Todas las reinas y princesas de su generación han seguido un canon similar con sus vestidos. Las princesas 'top model' son producto de esta última hornada. La princesa Benedicta de Dinamarca (hermana de la reina Margarita) criticó, sin citarla, a la princesa heredera Mary por su afición a las tendencias de moda de las grandes firmas de alta costura. Y la periodista de moda Suzy Menkes ya escribió que la pasión por las tendencias de moda comenzó con la princesa Diana.
- Fiel a Margarita Nuez, pero también clienta de Valentino u Oscar de la Renta, ¿cuál ha sido su relación con la moda?
- Ha mantenido una relación muy correcta. Nunca ha vestido nada inoportuno. Siempre tremendamente pulcra y sin destacar las formas del cuerpo. Hay alguna excepción en los años más jóvenes, conocemos una foto en bañador sentada en un barco y muy sonriente. Poco más. Los escotes palabra de honor desaparecieron casi desde el principio, también los vestidos sin mangas.
- ¿Está participando en la educación de su nieta Leonor como una princesa más a su imagen y semejanza?
- Quisiera pensar que sí, por lo que nos toca. En cualquier caso a su imagen y semejanza es mucho decir. Leonor sería una reina del siglo XXI, formaría parte de esa Europa de las reinas -junto con la de Noruega, Holanda, Suecia y Bélgica- que poco tiene que ver con las normas imperantes en las familias reales del periodo de entreguerras, que crecieron en un trono y después vivieron el exilio tras la segunda guerra mundial. El contexto es fundamental. Y el contexto está muy presente en esta novela.
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