• Descender con la ayuda de cuerdas para llegar a una cala remota en la Costa Blanca.
  • Navegar hasta la playa más paradisíaca de todas: la encontrarás frente a Formentera.

El placer de llegar a una cala aislada donde no hay lugar para el turismo masificado. De coger senderos ocultos o subir a embarcaciones para descubrir una nueva playa en la que inmortalizar nuestro verano. Del trabajo bien hecho. De Galicia a Alicante pasando por Formentera o Gran Canaria, te prometemos que cada aliento invertido merecerá la pena.

Playa de Torimbia (Asturias)

instagramView full post on Instagram

Viajamos hasta Asturias, concretamente a Niembro (Llanes), para llegar a este referente del nudismo desde hace décadas. La playa de Torimbia compite por ser una de las más bonitas de España, culpa de un paisaje protegido en forma de concha y resguardo por acantilados que no se ve todos los días. Nos espera medio kilómetro de arena blanca y aguas apetecibles a las que accederemos siguiendo las indicaciones hasta Cabo Prieto. El viaje en coche ya tiene lo suyo. Con suerte podremos aparcar junto al mirador, en lo alto del acantilado, asimilar las vistas y descender a pie aproximadamente un kilómetro y medio hasta la arena. Un plus: en temporada alta tiene chiringuito donde comer.

Cala dels Testos (Benitachell)

El día que os desvelamos nuestras calas favoritas en la Costa Blanca ya adelantamos esta joya ubicada en Benitachell. A día de hoy, cala de Testos sigue sin tener rival. Para acceder a este pequeño recoveco de piedra salpicado por el mar hay que tomar la ruta que parte del parking en la Cala Moraig. La cosa se complica en el tramo final del Barranco del Infierno, ya que hay tres zonas verticales que toca descender con ayuda de cuerdas fijas. Se recomienda buen calzado, agilidad y evitar ir con los más pequeños. Ante la duda, la cercana Cala del Llebeig se presenta más accesible. Poco más que añadir: la belleza de la imagen habla por sí sola.

preview for 10 razones para perderse en Bora Bora

Cala Tamarells (Menorca)

Os proponemos cambiar las turísticas Mitjana, Macarella y Turqueta por una excursión a zonas menos explotadas como S’Albufera des Grau. Lo ideal será dejar el coche en el aparcamiento a la entrada de Es Grau y tomar el histórico Camí de Cavalls. Unos tres kilómetros de belleza natural después –ojo porque puede que se crucen hasta tortugas salvajes en tu camino– daremos con nuestro fondeadero. En Tamarells des Nord y Tamarells des Sud nos esperan aguas cristalinas, bancos de arena, zonas de rocas, praderas de posidonia… También centenares de pequeños peces así como algún pulpo entre las piedras, perfectos para contemplar mientras hacemos esnórquel bajo la atenta mirada de la torre de Rambla.

Playa as Margaritas (Illa de Arousa)

A la isla de Arosa se llega en coche, cruzando los casi dos kilómetros de puente que la unen con la península, y aunque aquí suenan nombres como el Faro de Punta Cabalo o Puerto de Xufre, lo que nos ocupa son las pequeñas calas del Parque Natural de Carreirón. Nombrada zona especial para la protección de aves como la garza real, tendremos que adentrarnos en el bosque de pinos a pie, tomando el sendero dos Pilros que da la vuelta al parque. La arena de la playa Xastelas puede parecernos apetecible, pero nos dejaremos seducir por calas más recónditas como As Margaritas, enmarcada por las rocas, o la más amplia Petóns. Confirmamos que no hay mejor receta para evitar la masificación.

Cala de Enmedio (Cabo de Gata)

Unos 20 minutos a pie desde Agua Amarga o Cala del Plomo por un sendero de dificultad media es lo que nos separa de esta playa de arena fina. Parada obligatoria en el Parque Natural Cabo de Gata-Níjar, llaman la atención las dunas fosilizadas blanquecinas que resguardan la playa y los entrantes de mar que invitan a darse un chapuzón entre ellas. Hace mucho que dejó de ser un secreto –hasta el New York Times le dedicó unos párrafos– por lo que la ocupación durante los meses de verano es media. Una más en la lista de calas imprescindibles en Cabo de Gata que nos roban el corazón.

Playa de Güi Güi (Gran Canaria)

Viajar a Gran Canaria y limitarse a la Playa del Inglés es un error de principiante. En su lugar nos desplazaremos hasta el pueblo de Tasartico, costa oeste. Aquí arranca una caminata de 5 kilómetros marcada por un fuerte desnivel hasta que alcanzamos el mar. La naturaleza salvaje y las vistas –suele asomar el Teide– durante el recorrido son parte del atractivo, solo superable por la panorámica de los acantilados desde el agua. Si la marea baja lo permite, también puedes cruzar a la cercana Güigüi chico. ¿La garantía de que no habrá mucha gente? Que las dos horas y media de caminata no te las quita nadie. Una opción más fácil es llegar en barco desde Mogan o Puerto Rico. Si no, imprescindible: buena forma física, madrugar y llevar agua y comida.

Cala Sa Sabolla (Costa Brava)

Si hay algo que nunca echaremos en falta en la Costa Brava son las calas. Proponemos una excursión desde Cadaqués, siguiendo el histórico Camino de ronda hasta el Faro de Cala Nans –algo más de tres kilómetros– para empaparnos de la vegetación que caracteriza al Cap de Creus. Antes de llegar al faro, descender hasta Sa Sabolla, la estrecha cala de guijarros rodeada de roca pizarra. Aunque la bajada final es algo más complicada, merece la pena. Eso sí, no olvidéis completar el recorrido hasta el faro para disfrutar de las vistas más inspiradoras de Cadaqués.

S'Alga en Espalmador (Formentera)

Un islote privado frente a Ses Illetes nos demuestra que el paraíso no termina en Formentera. Espalmador es un territorio virgen al que accederemos en barco desde el puerto de La Savina –insistimos, cruzar el estrecho a nado está prohibido por las corrientes–. Ni chiringuitos, ni aparcamientos, ni colas. En su lugar, arena blanca y una gran piscina cristalina que nada tiene que envidiarle al Caribe en la que hacer esnórquel o simplemente flotar mientras nos olvidamos de todo. La playa de S’Alga es la más mítica de todas y se convertirá en tu nuevo lugar favorito en el mundo. Prometido.

Playa del Cañuelo (Cádiz)

A las interminables playas de la costa gaditana hay que sumar una joya oculta a los pies del Faro de Camarinal. Entre Zahara de los Atunes y la playa de Bolonia descansa este recodo tarifeño de arena y aguas tranquilas al que solo podremos acceder a pie. Tras estacionar en el aparcamiento del faro, tomaremos el sendero que se adentra en el bosque de pinos y desemboca en uno de los rincones de paz más bonitos del sur. No es una cala reducida, sus 800 metros de arena dan para mucho. ¡Ah! Y también es nudista.

Playa Aramal (Cantabria)

Un viaje por la costa cántabra merece parar en cada playa, cada pueblo, hasta dar con sus lugares de baño menos conocidos. Así surgió nuestro idilio con la Playa Aramal, muy cercana a Pechón y a la más accesible playa de Amio. Porque reina la tranquilidad absoluta y porque no encontrarás mejor resguardo que el de sus gigantescas rocas cubiertas de vegetación, es aquí donde alcanzarás la ansiada paz que buscan tus vacaciones.