KMRU: Kenia ambient express

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Después de publicar tres fantásticos discos de ambient en el 2020, el productor de Nairobi presenta su música en Barcelona en el festival Mutek

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Joseph Kamaru, conocido artísticamente como KMRU 

Mutek

El 2020 fue un año extraordinariamente productivo para Joseph Kamaru (KMRU), nacido en Kenia y recientemente instalado en Berlín. Durante los meses que estuvo confinado en su Nairobi natal, este productor de solo 23 años terminó de dar forma a tres esplendorosos álbumes en la mejor tradición del género ambient: Peel (Editions Mego), Jar (Seil Records) y Opaquer (Dagoretti). A pesar de sus diferencias, estos tres trabajos capturan el estado de pausa y suspensión del tiempo que tuvo lugar durante la pandemia. “Es posible que, en parte, la buena acogida que han tenido estos tres trabajos tenga que ver con una particular predisposición a la escucha derivada de un contexto tan extraño como el que vivimos hace unos meses”, nos cuenta KMRU por teléfono.

En la misma línea de artistas como Tim Hecker, William Basinski o el Christian Fennesz de factura más panorámica, la música de KMRU se propaga lentamente, creando densos y resonantes espacios sonoros repletos de texturas y matices tímbricos. La noción de espacio sonoro no debe entenderse aquí como un simple recurso metafórico: casi todas las composiciones del músico nairobense fueron creadas a partir de unas grabaciones de campo que KMRU viene realizando desde hace unos años como un ejercicio de escucha atenta de su entorno: “Mis composiciones empiezan muchas veces con un simple paseo y se dejan guiar por los sonidos que encuentro a mi paso. Supongo que eso explica su capacidad para evocar lugares y ambientes”.

En sus recientes trabajos se captura el estado
de pausa y suspensión del tiempo que tuvo lugar durante la pandemia

Explica KMRU que sus oídos se abrieron de par en par en el 2017 durante su participación en la residencia artística East African Soul Train. Este encuentro entre creadores llegados de diversos lugares del continente africano tuvo lugar a bordo de un tren que cubría un trayecto de casi veinticuatro horas entre las ciudades de Nairobi y Mombasa. “La presencia sonora de la locomotora de vapor durante todo el viaje supuso una especie de epifanía que me sirvió para descubrir el valor estético y el interés de los sonidos que nos rodean. Fue a partir de entonces que las grabaciones de campo se convirtieron en un elemento central de mi trabajo”.

KMRU

KMRU 

Mutek

También en el 2017 KMRU viajó a Uganda para participar en Nyege Nyege, el mayor festival de música electrónica del este africano. Fue ahí donde el joven productor entró en contacto con una vibrante y diversa escena que le sirvió de inspiración y le impulsó a emprender su propia exploración del medio sonoro: “La exposición a toda aquella variedad de sonidos y experimentos –explica– me sirvió para darme cuenta de las posibilidades que tenía frente a mí. Tanto mi paleta de sonidos como los recursos para transformar este material se multiplicaron. Mi paso por Nyege Nyege también fue importante para entender el valor que tiene este festival como lugar de encuentro entre creadores y como espacio comunitario. Mi sueño a largo plazo es poder crear algo parecido en Kenia, donde existe una escena muy activa e interesante”.

Su música se propaga lentamente, creando densos y resonantes espacios sonoros repletos de texturas y matices

Joseph Kamaru lleva el mismo nombre que su abuelo materno, una leyenda de la música benga. Si bien las creaciones de KMRU se sitúan conceptual y estilísticamente muy lejos de este género de música popular surgido en Nairobi entre los años cuarenta y sesenta, la figura de su abuelo, fallecido en el 2018, ha ejercido y sigue ejerciendo una influencia importante en su trabajo: “Siempre supe que me quería dedicar a la música e inicialmente escogí la guitarra y la voz para expresarme, igual que mi abuelo. Mi música acabó tomando un rumbo muy distinto pero, aun así, me siento muy próximo a su legado y a su filosofía. Igual que él, quiero dirigirme a mi comunidad y participar activamente en ella. Otro proyecto que tengo muchas ganas de emprender es la recuperación y la reedición de la música de mi abuelo”.

Otro de los objetivos del inquieto KMRU (y uno de los motivos por los que en estos momentos se encuentra instalado en Berlín cursando un máster de arte sonoro) es la investigación ­sobre nuevos formatos para presentar sus creaciones sonoras: “Aunque mi deseo es seguir publicando discos –explica–, la instalación es un formato que me permite presentar mi trabajo de un modo completamente distinto. A veces siento la necesidad de dirigirme al ­público de un modo más físico y directo. En una instalación, por otro lado, el sonido está presente durante mucho más tiempo e invita a una escucha más inmersiva y entregada. En mis pró­ximos proyectos quiero tratar aspec- tos relacionados con la ecología sonora y la dimensión social y política del ­sonido. Creo que la instalación es el formato más adecuado para llevar a cabo este ­tipo de trabajo y para fomentar el diálogo y la discusión sobre estas ­cuestiones”.

KMRU

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Mutek ExperienceThe Bus (Parc del Forum). 9 de mayo
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