DEFENSA

La Armada alerta sobre la obsolescencia de gran parte de la flota que tiene en Cádiz

Los buques hidrográficos y las aeronaves necesitan ser sustituidos pero los presupuestos destinados a Defensa lo hacen inviable

El buque hidrográfico 'Tofiño' tiene más de 40 años. Armada Española

Verónica Sánchez

«Los buques hidrográficos son barcos que superan los 40 años y, aunque tienen equipos modernos para hacer su trabajo, las plataformas están completamente obsoletas», así de claro se mostró el almirante jefe de la División de Planes de la Armada, vicealmirante Gonzalo Sanz Alisedo, en un encuentro con periodistas esta semana.

La flotilla hidrográfica, formada por los buques 'Malaspina', 'Tofiño' y 'Antares', se localiza en la Base Naval de La Carraca. Como afirmó el vicealmirante Sanz Alisedo, «la Armada tiene la competencia legal para llevar a cabo las actualizaciones cartográficas náuticas que sean necesarias y eso es la base de la seguridad en la navegación», por eso preocupa.

Tanto es así, que la renovación de estos buques es una de las máximas prioridades de la Armada (solo superada por el Buque de Acción Marítima de Intervención Subacuática, que se construirá en Puerto Real y cuya orden de ejecución se firmará próximamente). No obstante, recordó al respecto el Almirante Jefe de Estado Mayor de la Armada (AJEMA), Teodoro E. López Calderón, «la responsabilidad del mantenimiento de la cartografía náutica en el área asignada a España por la Organización Hidrográfica Internacional la tiene que ejercer directamente el Estado español (aunque la tenga asignada a la Armada) porque afecta directamente a la seguridad en la navegación. Así que es un imperativo mantener esa responsabilidad que hemos adquirido». Dado el escaso presupuesto, una de las posibilidades que baraja el Ministerio de Defensa para este relevo es, al igual que ha hecho la Marina italiana, conseguir financiación europea para el desarrollo de nuevos buques hidrográficos.

Necesario el relevo de los 'Harrier'

También precisa ser renovada la Flotilla de Aeronaves , situada en la Base Naval de Rota. «Necesitamos sustituir todo lo que tenemos ahora mismo en servicio. Desde los helicópteros de combate a los aviones Harrier», dijo al respecto el vicealmirante Sanz Alisedo. En el caso de los helicópteros de transporte de la Quinta Escuadrilla, los SH-3, «dejarán de estar en servicio en los próximos dos años aproximadamente y no esperamos recibir el NH90 de transporte hasta el año 2024». Pero «recibir un helicóptero de transporte no quiere decir que tengamos una capacidad», ya que «debe pasar una evaluación operativa antes de que pueda ser desplegado en operaciones. Y para ser útil no nos bastará con uno, tendrá que llegar un número de helicópteros mínimo para poder mover a la fuerza de Infantería de Marina en los asaltos anfibios», explicó el jefe de la División de Planes de la Armada. Por lo tanto, «el reto es culminar el programa de recepción de los helicópteros SH-60F», de la Marina estadounidense, que se están reconstruyendo para la Armada Española. «Ya tenemos dos aquí y seguirán llegando más», dijo.

Más complicado es el caso de los helicópteros tácticos de la Décima Escuadrilla de Aeronaves, SH-60B , ya que «con las fragatas forma un sistema único. Pero dentro de muy poco la Armada Española será la única que lo opere. Y eso, desde el punto de vista logístico y de la gestión de las obsolescencias es un problema», advirtió el vicealmirante Sanz Alisedo. Más teniendo en cuenta que el NH90 táctico que debe relevar a este helicóptero no se sabe cuándo va a llegar, la Armada calcula que sobre 2033 o 2035. «De alguna manera necesitamos mantener la capacidad táctica que nos da el SH-60B hasta que llegue el NH90. Para ello hay algunas opciones que está considerando la Secretaría de Estado, desde efectuar una compra limitada del helicóptero que es el relevo natural del SH-60B, a considerar una posible modernización, que tiene muchos riesgos tecnológicos», detalló. Porque, en palabras del Almirante Jefe de Estado Mayor de la Armada, «no podemos quedarnos 15 años sin esa capacidad. Recuperar una capacidad que se pierde es muy difícil».

En la misma situación están los aviones caza 'Harrier' que componen la Décima Escuadrilla . Dentro de poco la Armada Española será la única Marina de guerra del mundo que opere esta aeronave, con los consiguientes problemas logísticos y de gestión de la obsolescencia. Aquí, afirma la Armada, «está claro que la solución es única: el F-35», de la empresa Lockheed Martin. «Creemos que seremos capaces de mantener nuestros 'Harrier' en servicio hasta 2028», detallan. Por lo que el F-35 debería entrar en servicio sobre esa fecha. «Es un programa que tendrá un coste y será necesario lanzarlo en los próximos 5-6 años para no perder la capacidad que nos dan los 'Harrier', que son uno de los elementos claves en nuestra capacidad expedicionaria». No obstante, admite el jefe de la Armada, el almirante López Calderón, «entrar en el programa no está previsto, ni siquiera lo hemos planteado». Pero, cuando se decida la adquisición, «lo primero que habrá que gestionar es qué retornos de carácter industrial y de otro tipo puede tener para España, de forma que no sea solo el pago y la recepción de un avión», algo que ya están haciendo países como Bélgica o Singapur. «Tendrá que haber una negociación previa y llegar a la solución más óptima posible equilibrando los intereses de las dos partes».

Pérdida de 20 barcos

Como admiten los mandos de la Armada, la situación no es fácil. Si la edad media de los buques suele ser de 30-35 años, esta ha seguido aumentando. «Si vemos la edad de nuestros medios, somos conscientes de la actividad que tenemos que llevar a cabo y tenemos en cuenta el escenario financiero en el que nos hemos ido desenvolviendo en los últimos años, especialmente desde 2018 en adelante, lo que preveemos que sea el 2021 y el 2022, nos encontramos con el primer reto que tiene la Armada, alcanzar el equilibrio adecuado en la gestión de los recursos», explicó el jefe de la División de Planes.

La Armada debe mantener su capacidad operativa, así como su actividad diaria : patrulleros y fragatas dedicadas a las operaciones permanentes, la Infantería de Marina desplegada en Mali, una fragata en la operación 'Atalanta', además de la participación en las agrupaciones permanentes de la OTAN. Junto con otras como la Campaña Antártica, las actividades de vigilancia de pesca o la actualización cartográfica, además del adiestramiento y alistamiento en la mar y en los campos de maniobras de la Infantería de Marina.

Como afirma el jefe de la Armada, « el problema ha sido el parón de la construcción durante 8-10 años . Si la Armada tiene 60 barcos y un barco dura 30 años tendríamos que hacer dos barcos anuales, sería un gasto estable a lo largo del tiempo. Si hay una interrupción de 8-10 años, quiere decir lo que nos ha ocurrido es que hemos perdido casi 20 años. Somos conscientes de que no podemos pedirle al Gobierno que nos haga 20 barcos de golpe». Por eso han tenido que establecer prioridades.

El BAM de Puerto Real, más cerca

La prioridad máxima, el Buque de Acción Marítima de Intervención Subacuática (BAM-IS) , «porque vamos a disponer de unos submarinos con mayores capacidades (el S-80) y no teníamos nada que pudiera servir para ellos y también para la intervención subacuatica, porque el 'Neptuno' (barco al que sustituye el BAM-IS) tiene 42 años y todo en él son obsolescencias». Esta prioridad va en camino de conseguirse. El BAM-IS se construirá en Navantia Puerto Real y según detalló la Armada, el Consejo de Ministros ya ha aprobado el techo de gasto para el programa. Por lo que la orden de ejecución podría firmarse en el primer trimestre de 2021 y el buque entraría en servicio, calculan, en 2024 .

Si bien la segunda y tercera prioridad sería la flotilla hidrográfica y la de aeronaves, también necesitan relevo las fragatas. «Lo primero que tenemos que garantizar es el éxito del programa F-110 , que está todavía en una fase de ingeniería y tiene programas de I+D todavía en marcha. Aquí hay trabajo. Se espera comenzar a cortar chapa en torno a la primavera de 2022», explicó el vicealmirante Sanz Alisedo. Se calcula que la entrada en servicio de la primera F-110 será sobre 2027 y las fragatas F-80, con base en Rota, a las que sustituyen, deben mantenerse operativas hasta esa fecha, porque la Armada debe cumplir con las misiones que tiene comprometidas tanto con la OTAN como con la Unión Europea. Por eso, «tenemos que lanzar un programa logístico específico para garantizar que su vida operativa llega en torno a los años 2027 - 30. La edad media de esas fragatas cuando las demos de baja va a estar sobre los 40 años. Es un reto logístico importante», dijo el jefe de la División de Planes.

Sin olvidar a la Infantería de Marina, con «dos cuestiones a las que hay que hacer frente», recordó el vicealmirante Sanz Alisedo. Por un lado, la baja de los carros de combate M60, que «necesitan un relevo». Y otra, la sustitución de los medios acorazados anfibios . De esta última, «la Secretaría de Estado tiene toda la documentación, calendario de posible ejecución y costes».

Sin presupuesto no hay capacidades

Pero las cuentas no cuadran. Con lo destinado en los Presupuestos Generales del Estado no llega. Y lleva sin llegar muchos años. « Desde 2008 solo se cubre el 70% del cálculo que tenemos del coste del sostenimiento mínimo imprescindible para poder sobrevivir y hacer frente a todas las misiones», explicó el almirante jefe de la Armada. «Lo que nos están dando este año es muy parecido, por lo que nos va a seguir faltando el dinero necesario».

Así las cosas, la Armada advierte de que, debido a la pérdida de capacidades por falta de presupuesto, en los próximos años quizá no pueda cumplir con las misiones que tiene en marcha . «Es una de las posibilidades que existe. Habría que preguntárselo al Gobierno», dijo el Almirante Jefe de Estado Mayor de la Armada. «El problema es que el presupuesto nos lo encontramos de año en año. No existe una ley, como en otros países, de financiación de las Fuerzas Armadas, que permita tener un recurso económico conocido para hacer una planificación a corto, medio y largo plazo».

El mensaje es claro, « si no existe un incremento del presupuesto en los próximos años, perderemos capacidades , y cuando haya una misión donde sea necesaria esa capacidad, no podremos llevarla a cabo».

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