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Irán prepara nuevas restricciones a partir del próximo sábado frente a la pasividad de la población con el Covid

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Anuncia una nueva batería de medidas que, aunque siguen sin incluir el confinamiento domiciliario, restringen el movimiento entre las principales ciudades y la apertura de negocios

Un hombre con mascarilla  camina por una calle de Teherán (Irán).
Un hombre con mascarilla camina por una calle de Teherán (Irán). EFE

Las autoridades iraníes están tan alarmadas con el repunte de infecciones y muertes por coronavirus como con la aparente indolencia con que parte de la población afronta la prolongada crisis. Tales condiciones han llevado al Gobierno del centrista Hasan Rohani a anunciar una nueva batería de medidas que, aunque siguen sin incluir el confinamiento domiciliario, restringen a partir del próximo sábado el movimiento entre las principales ciudades y la apertura de negocios, sobre todo los no esenciales.

La lucha contra la pandemia ha estado fuertemente condicionada por las sanciones de Washington. La prohibición de comprar crudo iraní ha secado las arcas iraníes y, por ende, limitado su capacidad de adoptar medidas de contención del virus que supongan un alto coste económico. La presión de los Estados Unidos puede haber llevado al Fondo Monetario Internacional a no conceder, hasta la fecha, un préstamo de 5.000 millones de dólares que Teherán pidió para combatir el coronavirus.

Nueve meses después de que Irán declarase los primeros casos, y se convirtiese en uno de los países de la región más golpeados, Rohani ha rogado a los iraníes responsabilidad individual. "Es importante comenzar por la educación desde los barrios", ha dicho el presidente en un discurso, según la agencia local Mehr. "Debemos incrementar la formación en salud de la gente". El líder también ha subrayado la necesidad de "confiar al 100%" en las instituciones que coordinan las acciones de prevención.

A pie de calle, la realidad es compleja. "Si no puedo trabajar, ¿de qué voy a vivir?", es una réplica común entre los trabajadores iraníes cuando se les pregunta por la posibilidad de confinarse. Las sanciones impuestas desde 2017 han empeorado la estabilidad económica, en especial, de las clases populares.

Por contra, en las últimas horas, muchos han puesto el grito en el cielo ante un vídeo aparecido en las redes sociales, y que muestra otra de las caras amargas de la situación.En la grabación, una muchedumbre de personas con y sin mascarilla llena hasta la bandera un comercio que ha anunciado rebajas en todos sus productos. Según un intérprete de las imágenes, los dueños del comercio respondieron así a la necesidad apremiante de vender después de que las autoridades impusieran, la semana pasada, el cierre obligatorio de los comercios a partir de las 18.00 horas. Con menos horas para vender, los comerciantes rebajaron productos para no registrar una caída de las ventas.

Citado por Mehr, Hamid Suri, un profesor de Epidemiología, se ha mostrado escéptico ante tales restricciones de horario: "No parece que vayan a tener un resultado positivo", admite, mencionando la posibilidad de que, al reducirse el tiempo de actividad, aumente la concentración de personas en el sitio en cuestión. Por contra, Payam Tabarsi, miembro del comité científico que asesora al Gobierno, cree que estas medidas surtirán efecto, pero matiza: "No podemos esperar que lo haga rápidamente".

Otra de las medidas impuestas en la capital iraní es la alternancia en los puestos de trabajo. Una fracción de los trabajadores teletrabaja mientras que la otra acude a la oficina, en días alternos, como fórmula para reducir los contactos. En algunas empresas, además, se han elaborado planes de control sanitario con tests de coronavirus. Sin embargo, el hecho de que, en algunos casos, el trabajador deba acarrear con el coste del test en caso de dar negativo actúa como un disuasorio para cooperar.

Todas estas medidas se suman a las que ya había impuestas de antemano, como la obligatoriedad de llevar la mascarilla en todo momento por la calle -algo que generalmente se cumple en las principales ciudades- y a una cadena de nuevas restricciones que, según Hasan Rohani, serán anunciadas durante los próximos días, a medida que se impongan de forma irregular, al ritmo que marquen los datos oficiales: este sábado se han anunciado 461 muertes y 11.737 nuevos infectados en las últimas 24 horas.

Alireza Raisi, portavoz del Centro de Lucha contra el Coronavirus, ha explicado este sábado que las localidades iraníes se han clasificado con tres niveles de alerta. En más de un centenar, que están bajo nivel rojo, sólo un tercio de los empleados podrán asistir a su puesto de trabajo y sólo funcionarán los esenciales. Asimismo, los traslados desde y hacia la localidad en cuestión quedarán limitados. Los centros educativos permanecerán cerrados.

Sin embargo, con más de 40.000 muertos por Covid-19, las autoridades siguen advirtiendo y recomendando medidas de cumplimiento individual. Más allá de esporádicos controles en las carreteras, cuando se han anunciado restricciones a la movilidad, y de ocasionales noticias sobre la imposición de multas por no llevar mascarilla o mantener abierto el negocio, Irán no ha aplicado excesivas medidas correctivas para atajar la pandemia.

El Gobierno ha lamentado en varias ocasiones que la población, si bien mantiene distancias y protocolos en el espacio público, luego los abandona en sus encuentros familiares o durante sus vacaciones. El viceministro de Sanidad, Iraj Harirchi, ha sido uno de quienes ha defendido el decreto de parones a la actividad, aunque también ha reconocido que se trata de medidas muy difíciles de asumir económicamente.

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