Bienestar

¿Piernas blancas? Esta crema de supermercado lleva salvándome ocho años (y sin sol)

Resultados al momento y mejores que los de un autobronceador: olvídate de las marcas blancas o las rodillas oscuras
piernas morenas y piernas blancas
Fotografía: Pepe Lóbez / Estilismo: Isabel Llanza

Ante todo, hay que dejar claro que esta no es una reivindicación del moreno (larga vida a las bellezas gélidas). Pero lo que sí es, es una historia personal sobre cómo logré lo que, de manera personal, buscaba desde hacía años: pasar de unas piernas blancas a unas bronceadas sin necesidad de tomar el sol (y de paso sin manchurrones de melanina de bote). Pero empecemos por el principio.

Cecilia Alvarez-Hevia Arias

Culpemos a los genes guiris, culpemos a que pasé mi infancia en Galicia, pero el caso es que lo más parecido que he tenido nunca a un buen bronceado ha sido un maquillaje del tono erróneo allá por 2005. En cualquier caso, la búsqueda de ese bronceado marcó mi adolescencia y unas cuantas tardes con aftersun sin poder moverme (la ignorancia). Luego, llegaría la edad dorada (nunca mejor dicho) de los autobronceadores y, entonces ya sí, mi fase de cobaya humana (de mi propio laboratorio estival).

Todo empezó cuando un verano visité a mi familia en Irlanda y allí descubrí las mieles de estos novedosos productos que (¡sorpresa!) conseguían morenearte en cuestión de segundos sin necesidad de sufrir una insolación más. Y, de los formatos en crema iniciales, pasé a probar todos y cada uno de los nuevos autobronceadores que salían al mercado: espumas, brumas, toallitas, cremas de moreno progresivo y hasta sprays para montar tu propia cabina en casa. Y si bien con ellas viví unos cuantos años (entre líneas blancas a mitad de pierna, rodillas amarillas y unas cuantas semanas a 40 grados con pantalón largo), la solución definitiva llegaría de otro país extranjero: Estados Unidos.

Allí, casi por casualidad, descubrí durante un viaje un producto en una de las estanterías del supermercado. No era un autobronceador, sino un spray con color especialmente diseñado para las piernas (mi principal preocupación en cuestión de tono). Prometía eliminar imperfecciones, subir un tono y resistir al agua, pero eliminarse sin problemas si decidías insistir con la esponja y retirarlo. Fue esto último lo que finalmente me convenció: al fin y al cabo, no había nada que perder más allá de los siete dólares que me costó: se acababan los días con pantalón largo cubriendo el bronceado de la vergüenza.

Cordon Press

Fui a casa, lo probé y desde entonces no he vuelto a usar otro producto: no sólo parece que tenga un tono estupendo, sino que me deja las piernas hidratadas, brillantes y suaves. ¿Su nombre? Airbrush Legs, de la firma Sally Hansen. La única traba con la que me topé fue el hecho de que no se comercializaba en España (GRAN traba). Por eso me hice con unos cinco botes que me brindaron sol en spray para mis piernas blancas durante los siguientes cuatro veranos. Pero tranquilas, las buenas noticias llegan ahora: una vez que vi peligrar mi stock, me puse manos a la obra hasta que encontré una forma de hacerme con ellos en aquí y -¡aleluya!- para entonces Amazon había articulado la magia y el producto me llegó a casa en un par de días.

Desde entonces, me abastezco con un par de sprays cada verano y me lo aplico después de la ducha. No lleva más de cinco minutos y con aplicar un par de chorros de spray y luego extenderlos con la mano es suficiente (una de las ventajas principales es que puedes ver en tiempo real el resultado final y corregir cualquier marca si es necesario ). Me lavo las manos con jabón y listo.

Hay cuatro tonos disponibles (no hay que escoger el que buscas, sino el que tienes) y el motivo es que no se trata simplemente de conseguir moreno, ya que el fin principal es dejarte las piernas más bonitas (más de una vez me han preguntado si llevaba medias). Y tranquila, a mí también me preocupaba que desentonase con el resto del cuerpo, pero el resultado es 100% natural y no mancha la ropa. Todo ventajas y, además, ahorro en aftersun.

Este año, lógicamente, ya he empezado con mi operación moreno y Sally Hansen ya tiene un hueco en mi baño reservado toda la temporada. Y es que si hay un momento perfecto para comenar a utilizar el producto es ahora, cuando las temperaturas piden llevar falda y enseñar pierna, pero cuando la playa todavía parece un horizonte lejano. La rutina, como adelantaba, es muy sencilla: ducha, exfoliación y spray que se extiende con la propia palma de la mano (aquí no habrá problemas posteriores como ocurre con el autobronceador, un simple lavado será suficiente para deshacernos del moreno de las palmas). Y voilà, lista para cualquier ocasión en menos de diez minutos. Si la pruebas, repites.

Airbrush Legs, de Sally Hansen

Maquillaje de piernas para lograr un efecto piernas perfectas.
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