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La entrevista final

Mercedes Milá: "Es injusto machacar a un Gobierno que se enfrenta a un tsunami nunca visto"

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Scott y Milá.
Scott y Milá.

Mercedes Milá. Esplugues de Llobregat, Barcelona, 1951. Pasan las décadas, sigue siendo una de las periodistas más reconocidas de España y ya nada le asusta. De verdad, nada: lean. Desde el confinamiento, el lunes 13 estrena la segunda temporada de Scott y Milá, su programa de reportajes en #0 (Movistar+).

¿Cómo llevas este Gran Hermano individual, encerrada en casa?
Muy bien, con mucha tranquilidad. Intento vivir día a día y poner en práctica las cosas que he aprendido para gestionar los momentos difíciles: paciencia, serenidad. moverme todo lo que pueda... Y sobre todo no angustiarme por lo que estamos viviendo ni lo que está por llegar, que es gordísimo.
Hace poco contaste que habías sufrido depresión.
Sí, y me alegro mucho de haber sido tan honesta. Fue una decisión fría porque me acordaba de que, en mis peores momentos, me agarraba como un clavo ardiendo a cualquier persona que hablase de que estaba como yo. Lo que tú sientes en esa situación te resulta tan raro y tan desconocido, que te sientes menos sola al escuchar a otros. Por eso lo hice. Y mucha gente me ha dicho que le ayudó escucharme. A mí no me costó, soy una persona poco pudorosa y, si puedo ayudar, encantada.
Una situación como la actual es delicada para este tipo de problemas.
Mucho. Sobre todo si no tenemos herramientas para defendernos, que yo antes no las tenía porque nunca pensé que las necesitara. Soy abierta, apasionada, impaciente, mandona... ¿cómo iba a estar yo deprimida? No me entraba en la cabeza, pero lo estaba. Cuando empiezas a entender lo poco que se puede saber del cerebro, empiezas a conocer los utensilios que te ayudan a escalar esa montaña. Y son los que estoy usando para sobrellevar el aislamiento. Esto no me crea un problema psicológico; estoy serena, empática... y noto que estoy bien, que no me ha tronchado esto. Esa fuerza la saco del aprendizaje que tuve durante mi depresión.
¿Favorece estrenar programa con toda España metida en casa?
Desde que entré en Movistar cambié mi forma de entender la tele, porque ya la audiencia no es tanta obsesión, así que me da igual. Pero Fernando Jérez (director de #0) sí me comentó que están notando un aumento importantísimo de demanda de contenidos y eso me alegra muchísimo, claro. Tenemos cuatro episodios por delante que no están hechos con la intención de salir en plena pandemia, obviamente, pero que acabaron viéndose afectados, sobre todo el primero.
Sí, porque fuisteis a grabar a Roma cuando en Italia la cosa ya estaba seria. ¿Fue una temeridad o un accidente?
Fue pura casualidad. Cuando llegamos a Italia nos dimos cuenta de que ellos se habían tomado mucho más en serio el coronavirus que en España. En ese momento, ya había muchos más casos en Madrid que en Roma, pero nos sorprendió verles con una actitud tan estricta: mascarilla, guantes, calles vacías... Con lo que sabíamos en ese momento en España, aquello nos pilló por sorpresa. Fuimos viviendo día a día como iba en aumento la preocupación y lo que hicimos fue incorporar la realidad que estábamos viviendo al programa que habíamos previsto. Ha sido un trabajo muy bonito.
¿Cómo volvisteis a España?
La idea era volver en avión, pero estando allí España cerró los vuelos desde Italia. Pensamos volver en barco... y también cerraron. Así que alquilamos unas furgonetas, que no fue fácil, y fuimos por carretera hasta Barcelona. Y según nos acercábamos a Lombardía descubrimos un escenario casi lunar. Al llegar a Barcelona, la triste sorpresa fue que allí nadie se estaba tomando en serio aún el coronavirus. Todavía no había llegado el miedo que nosotras sí traíamos de Italia. Así que todo el equipo, aunque veníamos de una parte de Italia no peligrosa, decidimos hacer una cuarentena voluntaria para no crear problemas y no ha pasado nada. No trajimos ni un gramo de coronavirus.
¿Crees que aquí se empezaron a tomar medidas muy tarde?
Sí. Esa es de las pocas acusaciones que yo le haría el Gobierno. Comprendo que era difícil tomar una decisión tan drástica, pero creo que hubieran debido avisar del peligro a la población antes. Sobre todo, en esos lugares donde se reunió mucha gente. Ahí, con la experiencia italiana era suficiente para haber actuado.
Sobre todo el famoso fin de semana del 7 y 8 de marzo, con la manifestación feminista, la jornada de fútbol, Vox en Vistalegre...
Sí, ese 8 de marzo marca un antes y un después. Una cosa que me parece muy injusta, y asumo todas las flechas que me van a lanzar por decir esto, es machacar a un Gobierno, éste o el que sea, en una circunstancias en la que te estás enfrentando a un tsunami nunca visto. Es imposible no cometer errores. A mí me parece que el Gobierno de Sánchez lo está haciendo bien. Equivocándose, no lo dudo, pero en titulares diría que están siendo valientes y lo están haciendo bien. ¿Qué Gobierno, de izquierdas o de de derechas, hubiera podido defenderse en unas circunstancias como las que estamos viviendo?
Precisamente por eso, porque el error es inevitable en esta situación, ¿entiendes la resistencia del Gobierno a reconocer el del 8M?
Ellos sabían que era peligroso porque la OMS ya estaba avisando y dando datos, es imposible que no lo supiera, pero creo que todavía no ha llegado el momento de ponerse a señalar errores. Ahora tienen que estar trabajando noche y día en lo que está pasando y, cuando esto pase y nos podamos tomar una cerveza, ya será el momento de analizas fallos y responsabilidades. A mí me interesa la gente que arrima el hombro, no los listos que resulta que ya lo sabían todo.
Lo que ha desaparecido del foco es el 'procés'. ¿Redimensiona esto su importancia real?
Cuidado, el procés es muy importante para mucha gente, pero ahora apartan la ideología para pedir socorro al Ejército español. Vale, es normal, pero también es una demostración de que si eres pequeño, aunque seas independiente, no eres mejor. No te salvas en una situación grave. De Torra me duele cuando insiste con que de Madrid no recibimos nada, me recuerda al "España nos roba" y es profundamente injusto. Pero, ¿de qué está hablando usted, don Joaquim? ¿Qué está diciendo? Si han recibido miles de cosas... El nacionalismo tiene este punto de que no desaprovecha esta ocasión tan dolorosa para soltar sus proclamas. Los periodistas luego somos idiotas porque le compramos la frase gancho y no otras cosas que dice en las que puede tener razón. Por ejemplo, a mí me entristece que no hayan dado una oportunidad a los presos del procés, y a todos los que están en sus circunstancias, de trasladarse a sus casas. Ya verás la que me van a liar, estaba más mona calladita (risas)...
En su momento dijiste que Santiago Abascal es "un tipo estupendo". ¿Cómo valoras la actitud de Vox en esta situación?
Me parece, sencillamente, vomitiva. Vo-mi-ti-va. Es más, es moralmente insostenible, así de claro te lo digo. Sólo sobreviven en el lenguaje de la violencia y no lo puedo entender, porque de verdad pienso mejor de Santiago. Tiene que haber alguien que les ha dicho que en sus nidos de votos se están diciendo esas barbaridades y las repiten. Es inmoral.
Volviendo al programa, el primer capítulo es un flashback a 50 años atrás, ¿ha ido tu vida por dónde entonces pensabas?
Para nada. Terminé el colegio en 1968 y a mí nadie me hizo valorar lo que significaban Mayo del 68 o la guerra de Vietnam, salí a la calle siendo super inocente. Me interesaban las Historia y la literatura y tenía fama de preguntona, pero no tenía ni la menor idea de que el periodismo podía rozarme. Fue todo casualidad. Acabé estudiando periodismo porque una tía mía con la que me carteaba me dijo que escribía bien y que por qué no probaba. Gracias a esa señora he acabado aquí.
Te has pasado toda tu vida en pantalla. ¿Enorgullece o abruma?
Entré en Informativos en Barcelona en el año 72 y ya no he salido de ese círculo. Abruma cuando no estás bien, porque te quieres morir y encerrarte en tu casa; pero si estás bien, es una belleza. Porque por cada uno que te dice cuatro cosas desagradables en redes sociales, hay miles que lo único que te dan es amor. ¿Cómo no voy a estar agradecida a la vida que he tenido? Aunque haya veces que me gustaría meterme debajo de un sombrero y desaparecer... pero tampoco lo consigo, porque me reconocen la voz.
El segundo capítulo está dedicado a la sexualidad femenina. ¿Cuánto queda para que se trate con la misma naturalidad que la masculina?
Pufff... muchísimo. Ese episodio es apoteósico. Si te fijas, yo no quería ver ni un hombre en este capítulo ni en el de la amistad. Ya estoy harta de los matices, esto es demasiado grave, las cosas están llegando tan lejos que no hay quién les aguante. Vamos a hablar con mujeres, de mujeres y punto. La sexualidad femenina es la gran desconocida para hombres y para mujeres. Y encontramos absolutas joyas. No es que esté mal visto que a las mujeres nos guste el sexo, es que no entra en la cabeza de muchísima gente.
Lo de las charlas de educación sexual en los colegios en tu época...
Nada, nada. Yo salí a ciegas al mundo emocional y físico. Avancé a tientas. Pero tampoco es que ahora sepan tanto, porque sigue sin tratarse con naturalidad. El desconocimiento sexual de los chavales es grave y preocupante. Tuve una charla con Erika Lust, una directora que hace pelis porno enfocadas para mujeres, fantástica. Me habla de la educación sexual que recibió en Suecia desde que tenían tres años y descubres que hay otro mundo.
Otra línea roja al hablar de sexo suele ser la edad, parece que llega un momento en el que desaparece de la vida.
Chorradas. Fuimos al Hierro a charlar con una productora inglesa que hizo un estudio de campo sobre la mujer y el sexo y que, por avatares de la vida, conoció al que ahora es su pareja y su amor del alma. Tienen 84 y 82 años y follan a diario. Para empezar, todos los días nada más despertar. Y para explicarnos cómo se hace eso, mientras les estoy grabando la entrevista... ¡lo hacen delante de mí!
¿Y cómo reaccionaste?
Pues nada, yo apoyada en la cama haciéndoles preguntas mientras ellos estaban ahí ñaca ñaca la cigala. Terminé y salí del cuarto pensando que, mira que llevo años en esto, y aún veo cosas nuevas. Mi conclusión de este programa es que hay que hablar, hablar y hablar de sexo, no permitir que nos coman las dudas, dejar que entre el sol y la libertad, que es lo que te da la opción de vivir y ser feliz.
Me da la sensación, que ya te da igual lo que la gente piense de ti.
Un poquito sí, lo que pasa es que no quiero parecer tan chula como para decirlo y que me llamen sobrada. Viendo la duración que tienen los conflictos en la actual sociedad, no merece la pena preocuparse o callarse. Decir lo que quieres, respirar hondo y pensar que en 72 horas la gente se ha olvidado. Mira, de lo único que no se han olvidado es del "vengo a hablar de mi libro" de Paco Umbral. Del resto, aun de las mayores locuras que haya dicho, ya no se acuerdan.
No se han olvidado de Umbral ni de la palangana de Cela.
(Risas) Cierto. Pero mientras Paco Umbral me hizo sufrir, Cela me hizo reír. No me hice pipí de milagro en el plató. ¿Tú te imaginas que un entrevistado se te quede mirando y, sin que le hayas preguntado nada, te diga que es capaz de absorber un litro de agua por el culo? Creo que estaba probando si le escuchaba o no. Así que le dije que si podía hacerlo allí mismo y pedí una palangana, pero desde detrás de las cámaras me cortaron. Hubiera sido histórico.

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