CINE
Festival de Berlín

Javier Bardem: "Es fascinante ver a la extrema derecha reproducir los modos intransigentes de los conquistadores"

Actualizado

El actor, que presenta en la Berlinale 'The roads not taken' de Sally Potter, habla sobre la profesión de actor, su próximo proyecto en la piel de Hernán Cortés y su distancia de las pantallas y del ruido de sus críticos

Javier Bardem en la presentación de 'The roads not taken'.
Javier Bardem en la presentación de 'The roads not taken'. EFE

En los apenas 85 minutos que dura el último trabajo de Javier Bardem (Las Palma de Gran Canaria, 1969), se cuentan cerca de 4.000 maneras de ser Javier Bardem. Porque, a su modo y con la distancia que se quiera, actuar es también ser. "El sueño de todo actor", reflexiona, "es cambiar de un papel a otro completamente. Ser otro. Pero es tan difícil. Diría que completamente imposible. Llevamos con nosotros lo que somos, nuestros miedos, nuestras limitaciones, nuestra voz... Daniel Day Lewis, por ejemplo, es un genio. Le respeto y admiro, pero no me veo a mí mismo siendo el mismo personaje durante seis meses seguidos como hace él".

El entrecomillado corre a cuenta a su profesión en general y del personaje (o los personajes, en plural) que le ocupa en 'The roads not taken', de la británica Sally Potter y que se presentó el miércoles en la Berlinale. Allí, al lado de Elle Fanning y Salma Hayek, da vida a un hombre castigado por una enfermedad extraña (la demencia frontotemporal) que, cosas de la memoria, le hace otro hombre. Siempre diferente, siempre Javier Bardem. "La película está inspirada por lo que sufrió el hermano de la directora. Me preparé pasando una temporada en contacto con las familias y con los propios pacientes en Bilbao", aclara a modo de explicación y preámbulo.

La película, se quiera o no, acaba por ser un máster de interpretación. Eso y una bonita y torturada metáfora sobre el propio oficio de actuar. Por lo que tiene de raro y comprometido trabajar con la memoria, por lo que tiene de peculiar ser uno y a la vez otro. "Siempre he tenido claro", sigue, "que hay cosas de ti que nunca puedes utilizar en tu trabajo. Hace poco me contaban que una actriz conocida reflexionaba sobre el hecho de usar la muerte de un hijo para dar vida a, precisamente, una madre que ha perdido a su hijo. Y es imposible porque ese dolor es irreproducible y si lo fuera sería inaguantable más de cinco minutos. Prefiero pensar que actuar es comportarse como lo hace un niño: introducirse sin excusas ni juicios ni justificaciones en un personaje... y jugar".

Cuenta (o, mejor, recuenta) que, pese a lo reflexionado que resulta todo, él llegó donde está por pura casualidad. Recuerda que fue ejerciendo de acompañante de su hermana cuando acabó como protagonista de 'Las edades de Lulú'. "No sirvió que le dijera al de cásting que yo no era actor", dice. También se acuerda de cómo acabó en la industria americana y sí, fue por un puro accidente que dio con Julian Schnabel en Nueva York y de ahí al Reinaldo Arenas de 'Antes que anochezca'.

Y así hasta ahora que le espera Hernán Cortés (eso explica la barba puntiaguda y gallarda) para la semana que viene. "Ahora mismo estoy enfrascado en todo tipo de lecturas sobre Hernán Cortés. Y es fascinante ver cómo a pesar de todo el tiempo que ha pasado no hay acuerdo posible. La discusión y la herida en México siguen las dos abiertas", dice, se toma un segundo y añade una reflexión: "Y es aún más fascinante observar cómo la extrema derecha, de Brasil a toda Europa, reproduce el mismo comportamiento de los conquistadores. Ese empeño en imponer la religión, la raza... esa obsesión por imponer las creencias propias a cualquier precio... En fin, de esos polvos estos lodos". Y ahí, de momento, lo deja.

Cuenta Bardem, quién sabe si en previsión de lo que vendrá, que entiende a los que no piensan como él. "Si luego me atacan, ya no me entero. Hace tiempo que decidí concentrarme en otras cosas, en libros. En mi casa, las pantallas sólo se usan 20 minutos al día. Hay demasiada información", comenta. Y sigue, pero ya riendo: "Ahora prefiero que sea mi abogado el que se ocupe. Que si me acusan de conducir un coche contaminante por Madrid, pues que sea él el que demuestre que es mentira. La foto que salió es de Los Ángeles de hace años". Por lo demás, y para evitar equívocos, reconoce que alguna vez se equivocó: "Cuando insulté a un político que no piensa como yo, hice mal. Fue un impulso que surgió de la rabia del momento y eso es un error. La ira, lo sé, sólo destruye".

Y dicho lo cual, 'The roads not taken', 85 minutos de Bardem, de Javier Bardem en vena.

Conforme a los criterios deThe Trust Project

Saber más