En este portal utilizamos datos de navegación / cookies propias y de terceros para gestionar el portal, elaborar información estadística, optimizar la funcionalidad del sitio y mostrar publicidad relacionada con sus preferencias a través del análisis de la navegación. Si continúa navegando, usted estará aceptando esta utilización. Puede conocer cómo deshabilitarlas u obtener más información aquí

Especial multimedia sobre los casos de abuso, acoso y extorsión sexual en el deporte colombiano.

El deporte sí se mancha: abuso, acoso y extorsión sexual

EL DEPORTE SÍ SE MANCHA

EL DEPORTE SÍ SE MANCHA

Abuso, acoso y extorsión sexual

EL DEPORTE SÍ SE MANCHAEL DEPORTE SÍ SE MANCHA

Varias víctimas de este tipo de violencia le contaron a EL TIEMPO cómo fueron presionadas por directivos y entrenadores, que ejercían poder sobre ellas. Los casos van en aumento, pero la mayoría se queda en la impunidad. Y la reparación es casi nula, o no existe.

“Tuve una lesión en la espalda. Era un poco más arriba del coxis, pero él me masajeaba más debajo de esa zona. Me llevaba al baño y me bajaba la licra y los interiores y me masajeaba mis partes íntimas, aunque la mayoría de veces subía las manos para no comprometerse. No me percataba de lo que estaba pasando. A veces me inquietaba, pero era muy joven, una niña”.

Ese es el duro relato de Yessenia Jiménez, una atleta colombiana adoptada que quería salir adelante —ser una estrella, ganar medallas de oro en unos Juegos Olímpicos— pero que en el camino se encontró con Giovanny Vega, un hombre que hacía de todo en Bucaramanga: era entrenador, masajista, dirigente… Y que se aprovechó de sus estudiantes: las intimidaba, las acosaba e, incluso, llegó a abusar de algunas de ellas.

Lo que cuenta Yessenia lo han callado muchos deportistas solo porque se sienten contra la pared, utilizados. No quieren perder la oportunidad de triunfar en el deporte y, por eso, no son capaces de contar y denunciar los abusos por parte de entrenadores, dirigentes y muchas personas que están vinculadas a sus carreras.

❯ Leer más ❮

Testimonios de víctimas

Así se mueve este mundo oscuro

¿Por qué a las víctimas les cuesta tanto denunciar?

Alisia González, psiquiatra y profesional especializada forense de Medicina Legal, habla con las periodistas Loren García y Sara Quevedo sobre el impacto en la salud mental y emocional que sufren las deportistas acosadas o abusadas sexualmente por sus directivos o entrenadores.

Listen to "¿Por qué a las víctimas de violencia sexual les da tanto miedo denunciar?" on Spreaker.EL DEPORTE SÍ SE MANCHA

Acoso y abuso sexual en el deporte colombiano:

una bola de nieve que no se detiene

El acoso y el abuso sexual son una bola de nieve que no para en Colombia. Una problemática que entidades y personas han tratado de detener, pero que se ha convertido en un problema gigante y complicado de enfrentar a pesar de los esfuerzos.

“Es preocupante lo que está pasando, cada vez salen más y más casos. Los atletas no tienen por qué vender su cuerpo”

Le dijo a EL TIEMPO la ministra del Deporte, María Isabel Urrutia, quien insistió en la necesidad de impulsar, en dichos entornos deportivos, capacitaciones en el tema de la no violencia contra la mujer y el respeto por los niños.

Son varios los estamentos deportivos que ya cuentan con una línea telefónica en la que los atletas pueden hablar del tema sin ninguna preocupación, en la que serán atendidos y recibirán todo el apoyo necesario para denunciar.

Uno de ellos es el Mindeporte, que ve con preocupación que cada vez se incrementan las denuncias, pero que también sabe que existen otras que no se conocen por miedo a represalias.

“Tenemos una línea donde los que se sientan acosados pueden denunciar. Tratamos los temas de las federaciones y las ligas con el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF)”, contó Urrutia quien, valga recordar, llenó de gloria a Colombia al alzarse con una medalla de oro en los Olímpicos de Sídney 2000 en su disciplina: levantamiento de pesas.

Catalina Melendro Blanco es consultora internacional en buena gobernanza deportiva, becaria Erasmus Mundus en Integridad Deportiva, docente de la Universidad Externado de Colombia y candidata a doctora Canterbury Christ Church University. Toda una experta en el tema.

“Hoy en día, el conocimiento que se tiene sobre la situación de abuso y acoso sexual en el deporte colombiano es una visión completamente reducida de la verdadera realidad de violaciones sexuales que persiste en el sector. El número de casos denunciados en el último año ante la Fiscalía y la línea de atención ‘Ni silencio ni violencia’ del Ministerio del Deporte asciende a cerca de 72 casos, en donde se encuentran involucradas diversas entidades de deportes como baloncesto, fútbol, atletismo, halterofilia y taekwondo, desde la figura de clubes, pasando por ligas e incluyendo también a federaciones nacionales”, señaló la experta.

Falla el sistema

Según ella, los casos referenciados son un ínfimo número ante la inmensa y preocupante realidad, tanto en Colombia como en Europa. “Los diversos estudios académicos realizados en países europeos reflejan que la prevalencia de casos de acoso y abuso sexual son una constante. En 2018, en Alemania, se estableció que el 37,6 por ciento de los y las deportistas nacionales encuestados habían sido víctimas de algún tipo de violencia sexual. En República Checa, por su parte, el 55,2 por ciento de las mujeres deportistas de élite había experimentado violencias sexuales en el contexto deportivo”, señaló.

La experta advierte que en Colombia no existe un modelo de información que consolide y caracterice a las niñas, niños, mujeres y hombres que hacen parte del sistema deportivo asociado. “Si se infiere por aproximación de resultados de los estudios internacionales, resulta evidente que las denuncias revelan un subregistro de los verdaderos casos, ratificando entonces la falta de confianza de las víctimas de violencias y abusos sexuales para denunciar a sus agresores en el sector deportivo nacional”.

En cuanto al trabajo en el que se han empeñado entidades como el Mindeporte, las federaciones deportivas y el Comité Olímpico Colombiano (COC), Melendro asegura que no han asumido el rol de ser garantes de los derechos humanos de los y las deportistas, que les invoca ser parte del Sistema Nacional del Deporte. La misma situación ocurre, añade la experta, con las obligaciones que corresponden al ser parte del Movimiento Olímpico internacional.

Aurys Espinel, presidenta de Asomujer Deporte, es otra de las que le ‘mete el hombro’ a esta difícil situación. Por eso recomienda actuar de manera urgente. “Hay que implementar un protocolo. Las estadísticas indican que hay que trabajar lo más pronto posible”, señaló al considerar que la dirigencia no les presta la atención a estos temas como debe ser.

“La situación está enredada. En Atlántico hay un señor que ha violado a 14 niñas, una cosa aterrante, y él sigue igual. Las afectadas padecen consecuencias delicadas, graves, pero no pasa nada”.

Espinel se queja porque no hay un doliente institucional que se ponga al frente de esta situación. “La gente no denuncia porque en las regiones, donde se presentan los casos, los grandes ahogan a los pequeños”, señaló.

El gran problema

La ministra Urrutia, en su momento, puso el dedo en la llaga y señaló a la Fiscalía como la responsable de que las investigaciones no avancen. Y afirmó que, ante esa situación, es imposible tener resultados.

“La ley existe para los castigos, pero el tema es que no le paran bolas. La Fiscalía es poco lo que hace: pasa por ahí, llega a un juez y se pierde en el camino. Casi todos los casos terminan muertos en la Fiscalía”, aseguró la ministra.

Melendro, por su parte, advierte que parte del problema es que las víctimas padecen de falta de credibilidad en el entorno del deporte colombiano.

“A las víctimas de acoso y abuso sexual siempre se les denomina como las “supuestas” víctimas. Esto ilustra no solo la falta de credibilidad en ellas por parte del sistema deportivo, sino que expone igualmente la carga de la prueba que, cuando se denuncian estos casos, se ve revertida posicionando a las denunciantes no como víctimas sino como sospechosas de actos de injuria y calumnia”, declaró.

En el Instituto Distrital para la Recreación y el Deporte (IDRD) existe un programa especial que consiste en detectar este problema y en ayudar a las víctimas que sufren discriminación. “Tenemos una línea de atención en la que recibimos las denuncias y ofrecemos asesoría a las persona que son víctimas de abuso y acoso sexual en el deporte”, señaló Blanca Durán, directora de dicha entidad.

La funcionaria señaló que, en la actualidad, atienden 24 casos denunciados que ya están en la Fiscalía, con tratamiento de datos y pruebas, pero asegura que las investigaciones poco avanzan.

“El 96 por ciento de esos casos queda en la impunidad. De esos casos, ninguno ha avanzado y ese es un gran problema. Pero no bajamos la guardia”, precisó Durán.

En el IDRD se adelantan campañas de sensibilización y capacitación para que los deportistas se enteren de que cuentan con una mano amiga si llegan a denunciar este tipo de violencia.

“Tenemos estrategias para analizar los casos, los estudiamos y, además, hay un programa de prevención en el que llevamos informaciones a los clubes, a los técnicos y a los deportistas sobre cómo evitar que los casos de abuso y acoso sexual aumenten”, agregó Durán.

El abuso y acoso sexual en el deporte colombiano requiere de toda la atención posible para que no se presenten más casos lamentables como el de Juan Sebastián García, un paranadador bogotano de 21 años. El joven, que padece síndrome de Down, fue abusado sexualmente en febrero de este año en el Complejo Acuático Simón Bolívar. Su familia asegura que la agresión fue perpetrada por otro paradeportista local que, además de llevarle 16 años, cuenta con una vasta carrera deportiva. Esa situación, dicen, influiría en la poca celeridad que ha tenido la investigación de lo ocurrido.

Desde que ocurrió el abuso, no ha pasado una sola semana en que la familia de Juan Sebastián no visite las instalaciones de la Fiscalía General de la Nación. Sin embargo, afirman que el proceso se ha llenado de tantas elucubraciones que hoy resulta prácticamente imposible confiar en un desenlace ideal.

“Queremos que se haga justicia, no solo por Juan, sino para que el agresor reciba el tratamiento indicado y que más niños no se vean vulnerados”, contó Sonia García, madre del afectado.

El acoso y abuso sexual es otro flagelo del deporte colombiano que requiere la atención de todos los estamentos, las denuncias de las víctimas, un programa serio para enfrentarlo y el trabajo mancomunado de entidades deportivas regionales y mundiales para afrontar la realidad.

EL DEPORTE SÍ SE MANCHA

Sextorsión:

¡fuera de juego!

Voces, investigaciones y estudios de varias entidades reconocidas en el planeta reconocen que el acoso, el abuso y la extorsión sexual se presenta indiscriminadamente en todos los países y en todos los deportes.

Pasa en un colegio, en una fábrica, en una empresa, en la bodega de un almacén. Pasa en una iglesia, en un mercado popular, en una estación de Policía, en un salón de una universidad.

Pasa en el transporte público, en una oficina, en un estudio de cine, en un canal de televisión, en un hospital.

Pasa en la fiesta del vecino, pasa en la casa familiar: el abuso, el acoso y el chantaje sexual también pasa en un vestuario, en un gimnasio, en una cancha de competencias, en una pista de entrenamiento.

El deporte, espejo que refleja íntegra a la sociedad con sus virtudes y sus pestes, es un cristal que se rompe a pedazos con cada denuncia, con cada uno de los cientos de testimonios y acusaciones de abusos, acosos y extorsiones sexuales que a diario aparecen en Bogotá, Nueva York, Berlín, Malí, Moscú, Madrid, Tokio, Trípoli o Abu Dhabi…

Tanto deportistas de fama y renombre como atletas semidesconocidas son víctimas desde edades muy tempranas de entrenadores, directivos, patrocinadores o compañeros.

Poder y autoridad

El Comité Olímpico Internacional (COI) publicó un informe ‑‘La protección de los atletas ante el acoso y el abuso en el deporte’‑ en el que señaló cinco clases de acoso que se presentan indiscriminadamente en todos los deportes y en todos los países: abuso psicológico, abuso sexual, acoso sexual, abandono y abuso físico.

La ‘Declaración de consenso’ del informe fue contundente:

“Tanto el acoso como el abuso sexual se producen en cualquier deporte y a cualquier nivel, y parece ser que con mayor frecuencia en el deporte de élite..."

"...Los miembros del entorno del atleta que ocupan puestos de poder y autoridad suelen ser los principales autores, aunque los compañeros de los atletas también suelen identificarse como autores y normalmente son con más frecuencia personas del sexo masculino que del sexo femenino”.

Y agregó: “La investigación demuestra que el acoso y abuso sexuales en el deporte pueden afectar de forma grave y negativa a la salud física y psicológica del atleta, dando lugar a una reducción del rendimiento y provocando la marginación del atleta. La información clínica indica que las enfermedades psicosomáticas, la ansiedad, la depresión, el abuso de sustancias, las autolesiones y los suicidios son algunas de las graves consecuencias”.

Transparencia Internacional también publicó un largo y detallado informe - ´En sus marcas, listos, paren: Comprender y terminar con la sextorsión en el deporte- en el que coincide con el COI al afirmar que el poder y la autoridad de los superiores, ya sea entrenador, dirigente, político, presidente o gerente de un organismo, son el denominador común determinante.

Más mujeres

Este estudio reveló, por ejemplo, que en Alemania uno de cada tres deportistas de elite entrevistados, sufre o sufrió violencia sexual, y que al reducir el universo solo a deportistas mujeres las cifras “se incrementan de manera alarmante”.

La problemática de agresiones sexuales contra las mujeres en el deporte (como espejo de la sociedad) es global. “Los hombres son denunciados más a menudo que las mujeres”, afirmó el COI en su declaración “basada en datos científicos creíbles", como aseguró el presidente de la Comisión Médica de la entidad, el sueco Arne Ljungqvist.

Human Rights Watch, por su parte, ha investigado el abuso sexual infantil en los equipos femeninos de Afganistán, Japón, Haití y Malí y antes de los Juegos Olímpicos de Tokio, lanzó una feroz campaña contra los abusos sexuales y de todo tipo en el deporte (violencia física y psicológica, por ejemplo) llamada ‘Atletas contra el abuso’.

Según la entidad, el 18 por ciento de los deportistas menores de 25 años de los 800 encuestados por ella en Japón, practicantes de 50 diferentes disciplinas, sufrieron violaciones a sus derechos, entre ellas ultrajes sexuales, más otros verbales, físicos y psicológicos, y especifica que:

la mayoría de las víctimas fueron agredidas siendo menores de edad y solo se atrevieron a hablar ya siendo adultos.

Menos retórica, más acción

Es así como Cecilia Alemany, directora regional adjunta de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe, el pasado julio, afirmó: “El involucramiento y la participación efectiva de clubes, federaciones y equipos en la prevención y erradicación de la violencia pueden marcar una gran diferencia. Afortunadamente, son cada vez más las organizaciones deportivas que cuentan con protocolos para responder a situaciones de aco so, abuso o violencia”.

Y agrega: “Sin embargo, la sola publicación de estos documentos no basta. Es clave que las instituciones deportivas pasen de los enunciados a la acción, que transciendan la corrección política y den el ejemplo con acciones concretas. Eso, tristemente, no ha ocurrido hasta ahora”.

También el Código de Ética Deportiva de la Unesco les endilga esas responsabilidades a las entidades que manejan el deporte. La primera obligación es la de “velar por la implantación de garantías en el contexto de un marco general de apoyo y protección a menores, jóvenes y mujeres, con objeto de proteger del abuso y acoso sexual a los grupos antes mencionados y de impedir la explotación de los menores, en particular de los que muestren aptitudes precoces”.

¿Cómo pasar a la acción? Todas las entidades, todas las investigaciones, todos los informes y estudios apuntan a la implementación de políticas deportivas públicas nacionales y desde los propios organismos deportivos para educar sobre acoso, abuso y extorsión sexual para fortalecer la prevención como principal arma.

Así mismo establecer protocolos de acción para denunciar, apoyar, asistir y acompañar jurídicamente a las víctimas.

GABRIEL MELUK OROZCO

Editor de Deportes

EL DEPORTE SÍ SE MANCHA

Grito de autogol:

el caso del árbitro Óscar Julián Ruiz

Durante muchos años, las víctimas de acoso y de abuso sexual en el fútbol guardaron su frustración y prefirieron guardar silencio. Pero en la última década, las voces comenzaron a aparecer y, si bien desde el punto judicial y disciplinario no han dado el resultado que esperaban, al menos han logrado que la vigilancia sea un poco mayor.

Pero el problema está lejos de resolverse. De hecho, hay casos recientes que parecen demostrar que aún hay quienes se aprovechan de su posición dominante para sacar provecho, generando traumas difíciles de superar.

El tema no ha respetado sexo. De hecho, uno de los primeros en denunciar un caso de supuesto acoso sexual fue un hombre, el árbitro Mauricio Sánchez Carvajal, quien, en enero de 2012, denunció penalmente al también juez Óscar Julián Ruiz.

Sánchez relató, en su denuncia en la Fiscalía, que el acoso había ocurrido en 2010 en Villavicencio, a la que llegó para hacer un trabajo como mecánico.

“En la casa de Óscar Julián hay tres habitaciones. En una de ellas se quedó mi compañero de trabajo, en la otra había una cama desarmada, y en la alcoba principal estaba él (Ruiz). Me dijo que durmiera tranquilo”, dijo Sánchez. “Hacia la madrugada sentí que él se hizo muy cerca de mí, y posteriormente me estaba tocando los órganos genitales”, agregó.

El caso de Sánchez no progresó y Ruiz lo denunció por “falsa denuncia contra persona determinada, injuria y calumnia”.

Luego, en 2019, apareció otro caso contra Ruiz. Esta vez, el denunciante fue otro árbitro, Harold Perilla, quien también acusó en su momento a Ímer Machado, quien hoy sigue haciendo parte de la Comisión Técnica Arbitral.

Perilla aseguró en su denuncia que Ruiz acosó a varios árbitros e incluso, otro juez, Fabián Reyes Quevedo, presentó otro caso contra Ruiz, por acceso carnal violento a menor de 14 años.

“Hago la denuncia por acoso sexual en el señor Ruiz desde el 2007 hasta que me retiré. Me decía que tuviera relaciones sexuales con él, si quería llegar lejos en el arbitraje. Me decía cosas morbosas. En una pretemporada me trató de cogerme los testículos y la cola. Es inteligente. No te deja audio ni pruebas”, dijo Perilla en el momento de la denuncia.

“Me invitó a la casa para ver una final de la Champions League y de un momento a otro empezó a tocarme la pierna. Le dije que me respetara, se puso de pie y desde ese momento cambió conmigo..."

"...Desde ese momento no volví a dirigir como lo venía haciendo antes”, dijo Julián Mejía, otro árbitro que denunció a Ruiz por acoso.

La Fiscalía archivó los casos contra Ruiz en agosto de 2020. Sin embargo, Perilla ha insistido en el tema, a tal punto de que las denuncias llegaron a la Fifa.

"Vemos con confianza la investigación que hace la Fifa. Mientras que ellos abren investigación, en Colombia la cierran. no sentimos garantías con la Fiscalía, sabemos que el caso se archivó de una forma inadecuada, no me han llamado, ni de la Federación ni la Fiscalía", declaró Perilla a EL TIEMPO en mayo de este año. Sin embargo, desde entonces no ha habido más avances del tema.

También en 2019, dos jugadoras que hicieron parte de la Selección Colombia femenina sub-17 denunciaron acoso de parte del preparador físico del equipo, Sigifredo Alonso.

“Me dijo que quería tener algo conmigo y que podía llevarme a cosas muy grandes en el fútbol”, dijo una de las denunciantes, en una nota publicada por la Liga contra el Silencio hace tres años.

Como no accedió a sus pretensiones, el acoso pasó al tema laboral. “Me sobrecargaba de trabajo, no me dejaba hablar en las reuniones, me gritaba. En un momento le pregunté si tenía quejas, y me respondió que era personal y que asumiera las consecuencias”, añadió.

“Cuando se supo de las acusaciones, una persona desconocida me llamó a decirme que tuviera cuidado porque iban a enviar a la gente más dura de la Federación Colombiana de Fútbol a investigar, y que en tres días se sabría si había sido yo. Eso se llama coacción”, aseguró la denunciante, que no volvió a ser llamada a la Selección.

De ese mismo equipo hacía parte la fisioterapeuta Carolina Rozo, quien acusó de acoso sexual al técnico de ese equipo, Didier Luna. Es, hasta ahora, el único caso que ha llegado a una condena, aunque no por el delito que le imputaron originalmente.

Tras un acuerdo, Luna fue condenado a 28 meses de prisión, por injuria por vías de hecho. “Yo les dije que no quería un preacuerdo, que quería ir hasta las últimas consecuencias, lo quería ver preso. Pero cuando me empiezan a pintar el panorama y él empieza a dilatar, o es esto, sentar el precedente y arriesgarme a que la gente y la sociedad misma juzgue o dejarlo escabullir”, le dijo Rozo a EL TIEMPO apenas se conoció ese fallo.

Todas esas denuncias animaron a otras jugadoras a levantar la voz y mostrar los problemas que tenían que afrontar en su vida deportiva. Han tenido que soportar estigmas, como lo que sucedió con el máximo accionista del Deportes Tolima, Gabriel Camargo Salamanca, quien soltó una frase que le trajo muchos problemas.

"Eso no va a dar nada… ni económicamente ni nada de esas cosas. Aparte de los problemas que hay con las mujeres. Son más toma tragos que los hombres. Pa’ que vea los problemas, pregúntele a los del Huila cómo están de arrepentidos de haber sacado el título y haberle invertido tanta plata al equipo. Entonces, eso no es… Y fuera de eso (…) es un caldo de cultivo de lesbianismo tremendo”, dijo Camargo.

El caso llegó a la Corte Constitucional, que falló a favor de las futbolistas. “(La opinión de Camargo) establece diferencias arbitrarias y humillantes respecto de un grupo poblacional de especial protección constitucional en razón de su género y orientación sexual", fue el concepto. Camargo fue obligado a retractarse públicamente.

En agosto de este año se conoció un nuevo caso, cuando los padres de varias deportistas que hacen parte del club Besser enviaron una carta al Ministerio del Deporte denunciando a uno de los entrenadores, Sebastián Rodríguez, hijo del propietario del equipo y extécnico de las selecciones juveniles de Colombia, Pedro Rodríguez.

“Sebastián Rodríguez ha sido denunciado por todos nosotros debido a que, aprovechándose de su profesión, de poder sobre nuestras hijas menores de edad, ha incurrido en múltiples prácticas sexuales abusivas con ellas”, dice la carta enviada al Ministerio. El tema está en investigación.

Hay algunos progresos. Pero son más los que prefieren callar que los que no aguantaron más y denunciaron.

José Orlando Ascencio

Subeditor de Deportes

EL DEPORTE SÍ SE MANCHA

Abusadores sexuales:

ni enfermos mentales ni un único perfil

El delito no es considerado una patología. Estas son las características comunes entre los que lo cometen, según expertos consultados por EL TIEMPO.

Un entrenador de fútbol en Bogotá se aprovechaba de cuatro menores de edad para pedirles fotos desnudas o tocarlas a cambio de una oportunidad para jugar partidos, según las denuncias de familiares. En una liga de boxeo y en otra de atletismo pasó algo similar: los entrenadores, al parecer, les pedían a sus deportistas imágenes íntimas, les hacían preguntas sexuales y hasta las increpaban. Y hace un par de meses se conoció cómo un deportista habría abusado de una compañera en una liga paralímpica de Bogotá.

Sobre estos y muchos otros casos, incluidos los que contemplan varias formas de extorsión, hay quienes han intentado generalizar las conductas de los victimarios. En redes sociales, en la opinión pública y en algunas de las defensas de los imputados, se ha escuchado un señalamiento repetitivo: “Son enfermos mentales”. Pero, ¿qué tan cierta es esa afirmación?

Lo primero que hay que decir es que el abuso sexual es un delito en Colombia y puede acarrear a más de una década en cárcel. Para expertos consultados por EL TIEMPO, las personas que cometen este tipo de actos tienen algunas características comunes, pero no significa que todos se comporten de la misma forma o tengan un mismo perfil. Entre marzo de 2020 y enero de 2022, se presentaron 17 casos de denuncias en Colombia, según el Ministerio de Deporte.

“No existe un perfil del abusador sexual, porque el abuso sexual es un evento que ocurre en determinados contextos, pero no podemos hablar de una generalización de las razones que llevan a una persona a cometer esto, así como tampoco podemos hablar de un perfil general de la víctima del abuso sexual. Cada caso es un universo aparte, es un contexto completamente diferente”.

Dice el psiquiatra forense Javier Augusto Rojas, analista en perfilación criminal y miembro de la Asociación Colombiana de Salud Sexual (Acsex).

En ese punto coinciden expertos y la literatura científica. “La teoría clásica apunta a establecer que los abusadores se especializan de acuerdo al tipo de víctima y al tipo de delito”, explica Danelia Cardona, médica cirujana de la Universidad del Rosario y especializada en psiquiatría en Inglaterra. Y retoma una investigación publicada en 2012: “Los abusadores no dejan de ser un grupo heterogéneo con algunas características comunes”.

En el deporte se han registrado denuncias e historias sobre este tipo de delito. Por ejemplo, desde hace unos años se han conocido casos de jóvenes futbolistas que fueron engañados para formarse en clubes de fútbol en Argentina o España, pero terminaron en redes de explotación sexual infantil. También, a nivel internacional, se han registrado hechos como cuando la deportista olímpica Simone Biles reveló que fue víctima de abuso sexual por parte de un médico.

El poder y la personalidad

Si bien no existe un perfil único, los expertos coinciden en que hay rasgos de la personalidad que tienden a repetirse. Los abusadores sexuales buscan conseguir y reforzar su poder sobre las víctimas. “En el imaginario está que quienes cometen abusos sexuales buscan satisfacción sexual, pero en realidad están buscando ejercer el poder y el control sobre otras personas que están por debajo de ellos en una situación. Es decir, es una manera de imponerse por encima de otros y demostrar que son dominantes”, explica el doctor Rojas. Y agrega: “La satisfacción que les brinda lo que hacen es porque creen que pueden subyugar a otros con su comportamiento”.

En eso coincide el doctor Milton Murillo, médico psiquiatra, psicoanalista y profesor de la Universidad del Rosario: “Los abusadores suelen aprovechar posiciones de poder, en el deporte, quizás, siendo entrenadores o formadores. Esta situación lleva a la víctima a un estado de miedo e indefensión que el abusador usa para concretar el hecho”. El doctor Rojas lo explica de esta forma: “Una persona que tiene poder sobre otro puede ejercer un efecto negativo sobre él, o ella, dominando la voluntad que ha cedido a quien cree que es su superior”.

Es por eso que es común encontrar en las denuncias que han sido registradas puntos comunes como que los entrenadores se aprovechan de su posición para amenazar a jugadoras o jugadores, o personas del entorno administrativo que intentan sobornarlos y por eso los agreden sexualmente. La mayoría de abusos sexuales se realizan con violencia y derivan en traumas físicos y psicológicos en las víctimas.

Teniendo en cuenta lo anterior, según los expertos, otro de los puntos que pueden describir la personalidad de un abusador sexual es el hecho de que pueden tener conductas antisociales. “Es muy difícil saber o determinar en general qué pasa por la mente de un abusador. En general, una persona que deliberadamente abusa sexualmente de otra, suele tener rasgos de personalidad antisocial. No hay respeto por el bienestar del otro, no hay remordimiento ni interés alguno en acatar normas, y solo le interesa la satisfacción propia sin importar el daño que se cause”, señala Murillo.

La forma con la que abordan a sus víctimas también podría dar indicios de las características de los abusadores sexuales.

“Es común que un abusador no demuestre rasgos tan sospechosos al principio. Suelen ganarse la confianza de la víctima y su entorno; incluso, suelen tener conductas muy respetuosas con otras personas..."

"...Hay algunas hipótesis neurobiológicas, pero nada concluyente que hable de una patología o hallazgo estructural. La conducta antisocial, en este caso representada por el abuso sexual, no tiene cura demostrada hasta el momento”, asegura Murillo.

Ahora bien, para entender qué pasa en el cerebro y en el cuerpo de un abusador, la doctora Daneila Cardona referencia un estudio del 2016 publicado en The Journal of Forensic Psychiatry and Psychology: “La mayoría de los abusadores sexuales presentan déficits en la función ejecutiva; es decir, en las pruebas que miden flexibilidad cognitiva o la capacidad que tiene el cerebro para adaptar la conducta con facilidad a conceptos y situaciones cambiantes, novedosas e inesperadas, así como a la capacidad mental de pensar en varios conceptos a la vez. Esa falla también se presenta en la inhibición de la interferencia, o lo que se conoce como la capacidad del ser humano para inhibir o controlar las respuestas impulsivas y generar respuestas mediadas por la atención y el razonamiento”.

El doctor Javier Augusto Rojas enfatiza en que “contrario a lo que muchas personas piensan y lo que Hollywood promueve, no es cierto que los abusadores sexuales sean enfermos mentales. Los enfermos mentales son más fácilmente víctimas que abusadores. Los enfermos mentales rara vez cometen delitos sexuales. Son personas con trastornos de la personalidad que no son enfermos mentales”. Y explica que quienes cometen abusos sexuales son “personas que tienen alteraciones en su forma de actuar con los demás, personas que tienen una distorsión en la concepción del poder, del control y en la concepción del ejercicio de la autoridad sobre los demás. Por eso es tan fácil en el entorno educativo, eclesiástico, deportivo”.

Los tipos de agresión.

Los abusadores sexuales pueden clasificarse según el tipo de acto que realizan y el contexto. En la literatura científica se cataloga a los abusadores sexuales violadores, los de menores de edad, los cibernéticos y las femeninas. El violador, según explica la doctora Cardona, tiene distorsiones en su concepción sobre la otra persona, los roles sexuales y usualmente culpan a la víctima. “El delito lo consideran una consecuencia de la rabia, la venganza y la hostilidad”, explica y puntualiza que pueden tener antecedentes judiciales, algún trastorno de la personalidad, y uso y abuso de sustancias psicoactivas”.

Aquellos abusadores de menores de edad tienden a ser personas maduras que son afectivamente inmaduros, según señala un estudio publicado en John Jay College, en 2004. “El rasgo más común es el ‘grooming’ –acoso- del menor de edad para que sea complaciente al acto sexual”, afirma. Cardona asegura que, en este tipo de actos, preocupa que “el abusador considera que la relación es equitativa y consensuada, y hay déficit en el procesamiento de la información, por lo que niegan su participación en el delito”. La psiquiatra añade que hay una diferencia con la pedofilia, que es “la atracción por un menor de edad sin que necesariamente haya contacto sexual, como en la pornografía”.

David López

Periodista Reportajes Multimedia

EL DEPORTE SÍ SE MANCHA

CRÉDITOS

Editor de Deportes:

Gabriel Meluk.

Periodistas:

José Orlando Ascencio, Lisandro Rengifo, Pablo Romero, Andrés Felipe Balaguera y David Alejandro López.

Diseño:

Daniel Andrés Celis y Dany Esteban Valderrama.

Jefe de Diseño:

Sandra Rojas.

Ilustración y animación:

Daniel Andrés Celis y Dany Esteban Valderrama.

Maquetación:

Norman Jaimes.

Editor de Reportajes Multimedia:

José Alberto Mojica Patiño

Montaje digital:

Yaleni Solano.

Realización audiovisual:

Sebastián López, Juan David Cuevas, Brayan Melo Castillo y Alexis Rondón.

Video:

Agradecimientos a Jineth Bedoya y a la campaña ‘No es hora de callar’

Coordinador de audio:

Carlos Solano.

Narraciones:

Clara Inés González, Jenny Gámez y Carolina Unigarro.

Música y efectos:

Anguish - Kevin MacLeod

Licencia Creative Commons Atribución 4.0

http://incompetech.com/

YouTube library

Fuentes datos:

European Physical Education Review, Research Quarterly for Exercise and Sport, The British Journal of Sports Medicine, CAHPERD Journal, Journal of Child Sexual Abuse.

Editor de Mesa Central:

Jhon Torres