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La quebrada que se llevó a Válery amenaza más de 20 casas en Itagüí

La corriente de esta quebrada, que el pasado 21 de mayo cobró la vida de una niña de 8 años y su padre, tiene en riesgo a los barrios La Hortensia y San Pablo.

  • Con preocupación, Luz Marina Pulgarín recorre con frecuencia el lecho de la quebrada El Sesteadero, para verificar el avance de la socavación que amenaza su casa. FOTO Edwin BUstamante
    Con preocupación, Luz Marina Pulgarín recorre con frecuencia el lecho de la quebrada El Sesteadero, para verificar el avance de la socavación que amenaza su casa.
    FOTO Edwin
    BUstamante
18 de junio de 2022
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Desde que comenzó la última temporada invernal, la familia de doña Luz Marina Pulgarín no logra conciliar el sueño cuando la corriente de la quebrada El Sesteadero amenaza con salirse de su cauce. Asomada por las ventanas de su casa, esta vecina del barrio La Hortensia, en Itagüí, ha atestiguado cómo la furia de esta corriente viene reclamando cada vez más espacio a lo largo de los años. A escasos metros de su hogar, las raíces desnudas de los árboles muestran cómo el agua ha venido anchando el lecho de la quebrada, que cada día está más cerca del sitio donde están clavadas las bases de su casa de tres pisos.

“Hace años llevamos pidiendo que nos organicen la quebrada”, critica Pulgarín, señalando la socavación que amenaza la construcción.

El poder de la quebrada El Sesteadero reapareció en la agenda pública el pasado 21 de mayo, cuando una niña de ocho años identificada como Válery González y su padre Steven González fueron arrastrados por sus aguas mientras cruzaban un puente peatonal ubicado en la vereda El Ajizal. Tras 13 días de una intensa búsqueda, los cuerpos sin vida de ambos fueron encontrados a la altura del municipio de Barbosa.

Para los vecinos de los barrios La Hortensia y San Pablo aquel episodio volvió a poner sobre la mesa la urgencia de mitigar los riesgos de ese afluente, por lo que volvieron a elevar su voz de protesta a la Alcaldía de Itagüí con miras a que este se intervenga antes de que ocurra otra tragedia.

Una tarea aplazada

Sosteniendo en sus manos un fajo de papeles que agrupa un puñado de derechos de petición y documentos oficiales, Stiven López cuenta que los vecinos ya están cansados de tocar puertas en la administración municipal en busca de una solución definitiva.

Aunque durante las últimas décadas la quebrada ha sido parcialmente intervenida en varios puntos, López explica que el problema no se ha resuelto y los puntos más críticos siguen en riesgo.

“Eso que se ve ahí lo pusieron hace más de 18 años”, señala López, apuntando a un gavión maltrecho que ya se llevó el agua. “Entre todas las secretarías se chutan la pelota y solamente termina uno lleno de papeles y sin ninguna solución”, cuestiona.

De acuerdo con los cálculos de los vecinos, la socavación tendría en riesgo a entre 15 y 20 casas del barrio La Hortensia y otras 10 casas del barrio San Pablo.

Según se reconstruye en los papeles que porta López, el paseo administrativo más reciente emprendido por los vecinos arrancó al menos desde 2017, cuando el municipio remitió el tema a Empresas Públicas de Medellín, que el 24 de julio de ese año aseguró por escrito no encontrar ningún problema en las redes de acueducto y alcantarillado que explicaran los deslizamientos, hundimientos y deterioro en los muros de contención de la quebrada.

Desde aquel año, cuenta López, la comunidad ha tocado las puertas de las secretarías de Infraestructura, Medio Ambiente, entre otras, que han realizado inspecciones en el sitio, pero no han ordenado una intervención más amplia.

Según relatan varios vecinos, aunque el tema ha sido discutido en múltiples reuniones, la más reciente encabezada por el secretario de Gobierno, la administración municipal argumenta que, aunque el problema existe, aún no es necesaria una intervención.

Para conocer su versión sobre el tema, EL COLOMBIANO se puso en contacto con la Alcaldía de Itagüí, que remitió una declaración pregrabada por parte del secretario de Gobierno, Diego León Torres Sánchez, quien argumentó que la socavación denunciada por los vecinos se vincula a la intensa ola invernal por la que atraviesa la región, que ha ocasionado crecientes súbitas en varias quebradas.

“En el cauce de la quebrada El Sesteadero hemos identificado varios puntos que han sufrido daños en los alrededores de la quebrada, que ha perjudicado algunas estructuras y se ha ido comiendo las riveras de las mismas”, planteó Torres, agregando que solamente serían cuatro las viviendas en un riesgo alto.

Pese a esa situación, el secretario añadió que las crecientes de las últimas semanas también han generado emergencias en otros puntos del municipio, en donde la inversión en obras de mitigación del riesgo serían más urgentes. “Si bien es un riesgo que es permanente, no es un riesgo priorizado, por cuanto las propiedades no se encuentran en un riesgo inminente”.

“Esto es algo que venimos pidiendo desde hace muchos años”, opinó por su parte Luz Marina Pulgarín, quien con los demás vecinos coincide en que justamente su pedido es que se tomen medidas antes de que el riesgo de una tragedia sea más grande

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