El documento detalla que el nuevo enfoque es producto de un grupo de trabajo conjunto para luchar contra los estupefacientes, y tendrá como pilares la reducción de la producción, el desarrollo de las zonas rurales y la protección del medioambiente.

Para reducir la oferta, Estados Unidos quiere que los esfuerzos contra el lavado de dinero y para erradicar las drogas, prohibirlas, reducir su demanda y destruir los laboratorios de procesamiento estén vinculados con las acciones para llevar a los narcotraficantes ante la justicia.

Respecto a la seguridad y desarrollo del medio rural, la iniciativa aboga por promoverlos con la implementación del acuerdo de paz, además de invertir en las zonas de mayor incidencia y facilitar el acceso a la justicia.

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Esto incluye, indicó la ONDCP, proteger a los líderes comunitarios que promuevan la aplicación de la ley, reducir la dependencia de los cultivos de coca, ampliar la regulación de los títulos de propiedad de las tierras y modificar la forma en que EE.UU. y Colombia miden sus progresos en esta materia.

Además, Washington ayudará a Bogotá en sus esfuerzos para vigilar y combatir los delitos ambientales cometidos por los grupos narcotraficantes. En este punto ambos apostarán por medidas como la restauración de los bosques tropicales y la eliminación tanto de las zonas sembradas con cultivos de coca como de los refugios para los laboratorios, entre otros.

La ausencia del glifosato en el nuevo enfoque antidrogas de EE. UU. para Colombia

El comunicado de la ONDCP no menciona la posibilidad de reactivar la fumigación con glifosato, suspendida desde 2015 por una orden de la Corte Constitucional.

El expresidente estadounidense Donald Trump intensificó las presiones a Colombia para reanudar las fumigaciones con este herbicida, y la línea parece continuar con su sucesor, Joe Biden, ya que su Gobierno certificó el 1 de marzo a Colombia en la lucha contra el narcotráfico y apoyó la aspersión aérea.

Sin embargo, no parece ser un tema tan prioritario como antes. Por ejemplo, durante su viaje a Colombia entre el 20 y 21 de octubre, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, no se refirió a esa controvertida decisión de las autoridades colombianas.

Blinken aseguró que para luchar contra el narcotráfico hay que abordar las raíces del problema, como la inequidad o “reducir la demanda en EE. UU. que es la que está alimentando toda la actividad ilícita”.