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Han pasado 104 años desde que tres niños pastores, en un pequeño pueblo de Portugal (Cova de Iría), fueron testigos de la aparición de la Virgen, y desde entonces el mundo católico celebra cada 13 de mayo, como pasó ayer, el llamado día de la Bienaventurada Virgen María de Fátima.
En este 2021, en medio de pandemia, crisis económica y conflictos armados, los jerarcas de la Iglesia Católica convocaron a una jornada de oración mundial que, según cálculos del Vaticano, convocó a 150 millones de personas (3 veces la población que de acuerdo con el Dane tiene Colombia) de 100 países del mundo.
El llamado tuvo acogida, en especial en América, donde países como México, Colombia y Ecuador, entre otros, hicieron jornadas de oración al redor de la figura de la Virgen de Fátima.
El coronavirus no impidió que los fieles, en su mayoría portugueses y algunos provenientes de Austria, llegaran hasta el santuario luso de Fátima, que en esta ocasión, como reseña la agencia EFE, tuvo un aforo limitado a 7.500 personas en cumplimiento del protocolo de seguridad anticovid.
Una cifra muy inferior a la que se registró en 2019, cuando, según estimativos del Diario de Noticias, de Portugal, asistieron 500.000 devotos. En 2020, la fiesta católica se realizó de manera virtual, en plena pandemia.
Para octubre, cuando se celebra la sexta aparición de María, dijo el cardenal António Marto, obispo de Leiria-Fátima, esperan que la asistencia sea mucho mayor: “Ya que para ese momento la vacunación estará generalizada”.
En la ceremonia central, el cardenal portugués José Tolentino Mendonça pidió que la pandemia “no se convierta en una crisis de esperanza”.
El Papa Francisco, en un mensaje que fue emitido en pantalla gigante en el santuario, expresó: “Nuestra vida y la historia del mundo están en las manos de Dios. Al Corazón Inmaculado de María encomendamos la Iglesia, a nosotros mismos y todo el mundo. Pidamos en la oración la paz, el fin de la pandemia, el espíritu de penitencia y nuestra conversión”.
Además, al dirigirse a los fieles, Francisco recordó que este año se celebra el 40 aniversario del atentado a San Juan Pablo II en la plaza de San Pedro, por lo que destacó que “él mismo subrayó con fuerza que debía su vida a la Señora de Fátima”.
En el marco de la celebración, en Colombia se convocó a una cadena de oración del Santo Rosario, en el que además de pedir por el fin de la pandemia, también se oró por la situación social del país.
El secretario general de la Conferencia Episcopal de Colombia, monseñor Elkin Álvarez Botero, explicó que esta institución y la Diócesis de Chiquinquirá y el Santuario Mariano de Chiquinquirá, se unieron a la iniciativa de “Mater Fátima Internacional”, para la realización de este acto mariano desde el lugar donde los colombianos veneraron a la Virgen del Rosario de Chiquinquirá.
La ceremonia litúrgica la presidió fray Carlos Mario Alzate Montes, rector del Santuario Mariano. Luego se rezó el Rosario en 15 idiomas.
Además, se hizo la consagración de los Corazones de Jesús y María, a través de la intercesión de San José, y se finalizó, como es tradición en la basílica, con una procesión que llevó una réplica de la imagen de la Virgen del Rosario de Chiquinquirá y de la Virgen de Fátima, según reseñó el portal de noticias www.vaticannews.va
El teólogo y filósofo Camilo Andrés Gálvez, de UPB y colaborador del canal Televid, explica que las estructuras actuales del mundo se desestabilizaron, en especial por la pandemia de covid-19, y que las personas sienten la necesidad de apegarse a Dios, al explicar la repercusión que en este 2021 tuvo la celebración de la Virgen de Fátima.
En la celebración litúrgica de ayer en Fátima, el cardenal António Marto, reindicó el poder del mensaje de 1917.
“¿Qué pidió la Virgen a la humanidad, a través de los pastorcitos? Oración, penitencia y conversión, es decir, medios concretos de reconstrucción interior”, recordó.
El teólogo y filósofo Gálvez recuerda que la repercusión que alcanzaron las seis apariciones de la Virgen de Fátima (todas los 13 entre los meses de mayo y octubre de 1917) tienen que ver con la coyuntura de inicios del siglo XX, con la I y II Guerra Mundial. “Ella (María) profetizó el final de la Primera Guerra y anunció el inicio de la Segunda”, dice.
La tecera revelación que se hizo en Fátima, que estuvo en secreto por muchos años, fue el atentado contra el Papa Juan Pablo II.
La advocación (celebración religiosa) alcanzó mayor impacto gracias a una serie de curaciones “milagrosas” durante sus apariciones.
Recuerda que en su última presencia ante los pastores y la multitud que llegó hasta el lugar se desató una fuerte lluvia, “que estuvo acompañada por lo que se conoce como la danza del sol, que secó de manera instantánea la ropa de los fieles, que en ese momento fueron cerca de 50.000”.
A partir de ese momento, la devoción popular por la Virgen de Fátima se desplegó por el mundo católico.
Cita el filósofo y teólogo que desde su aparición, el Rosario, que en ese momento estaba en decadencia, se revitalizó “porque fue uno de los pedidos de la Virgen: rezarlo con devoción”.
Las otras dos solicitudes ante los pequeños pastores (Lucia Dos Santos, Jacinta y Francisco Marto) fueron meditar y comulgar como ofrenda por los pecados cometidos.
Explica el sacerdote Alex Vega, párroco del templo de La Consolata, en Medellín, que ese pedido de la Virgen cobra cada vez más sentido, teniendo en cuenta la desestabilización que se vive actualmente (Ver Opinión)