Desde fines de la década del 90, cuando siendo un pibe venido de las inferiores de Argentinos, manejaba dentro del campo de juego los hilos futbolísticos de aquel Boca de Carlos Bianchi hasta ahora en que ha llegado a ser el vicepresidente y el dueño del máximo poder xeneize,. En su idea de lo que debe ser el juego y en su intuición acerca de lo bueno y lo malo, de lo que sirve y lo que no a cada momento en el verde césped.
A diferencia de Diego Milito, que como secretario técnico de Racing, recurrió a la tecnología, al videoanálisis y los algoritmos para ejercer su cargo, Riquelme remite a los viejos códigos de la pelota. , matizada cada tanto por un círculo de incondicionales que, por lo general, le sirve para corroborar su propio pensamiento sin aportarle miradas nuevas y enriquecedoras.
No hay constancias de que en los 15 meses que lleva en esa función, Román haya formado una red de trabajo que cubra el país en busca de jugadores o se haya recostado en los aportes de la tecnología o de otros expertos para afilar la eficacia de su ojo clínico o reducir el margen de error a la hora de las decisiones estratégicas.
Riquelme: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Boca, sino por mí. rebord de Tarso
Página 12 firme junto a Angelici y Pergolini
Una nota de un periodista que se muere por jugar.
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