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      Éxodo de empresas extranjeras: suman 30 en los últimos tres años

      Los especialistas no ven un nueva ola de salida como en 2020, pero advierten que podrían reactivarse en los sectores más regulados.

      Éxodo de empresas extranjeras: suman 30 en los últimos tres añosLa firma de delivery Glovo dejó el país en septiembre de 2020.
      Redacción Clarín

      Con la decisión de vender sus activos en Argentina, el grupo italiano Enel se sumó a una lista de empresas extranjeras que en los últimos años se retiraron del país o manifestaron su intención de hacerlo. Para los expertos, el caso de la propietaria de Edesur no implica un nuevo "éxodo" como el que se vivió luego de la crisis de 2019 y la pandemia en 2020, pero refleja la persistencia de "riesgos" que siguen pesando a la hora de hacer negocios en el país.

      Algunas compañías vendieron la operación o se achicaron, mientras que otras abandonaron el país. Dentro de este último grupo, hubo cerca de 30 casos en los últimos tres años: aerolíneas (Latam, Norwegian, Qatar, AirNew Zealand y Emirates), autopartistas (Axalta, Basf, PPG, Saint Gobain Sekurit), textiles (Nike), farmacéuticas (Hepatalgina, Gerresheimer, Pierre Fabre) y energéticas (Raizen Gas), retail (Falabella) y plataformas (Glovo), según First Capital.

      Las causas de desinversión son varias y, a menudo, condicionadas también por las casas matrices y efectos externos, como la guerra en Ucrania y la inflación internacional. Pero los especialistas también identifican componentes locales. Marcelo Elizondo, destaca cuatro: 1) la institucionalidad, 2) problemas macro económicos (inflación, tasas de interés, 3) regulaciones (importaciones, giro de divisas), 4) conflictividad y cadenas de valor, y 5) expectativas.

      "Una empresa extranjera que llega a la Argentina lo hace por razones estructurales, por el acceso a recursos, un buen sistema regulatorio o porque tiene calidades que le justifiquen estar presente. Y cuando se va es por razones coyunturales, como la política económica, regulaciones u obstáculos. Argentina tiene una pérdida enorme en la participación de flujos de inversión extranjera directa (IED) en el mundo", señaló Elizondo.

      Según el director de la consultora DNI, el stock global de IED creció de US$ 7 billones en los inicios del siglo XXI a US$ 45 billones en la actualidad, mientras la Argentina pasó de representar el 0,9% al 0,2% del total, por detrás de Brasil, Chile y Colombia. "Hubo una primera ola de salida de empresas después de que Macri perdió las elecciones en el 2020 y 2021, Falabella, Nike, y en el último año se paró y se mantiene", explicó Fernando Zoppi, socio del estudio MHR.

      Donde se observan más movimientos es en el sector tecnológico, un rubro donde los inversores pueden evitar el "riesgo argentino" mediante la compra de activos para negocios en el exterior. Ese es el caso de la empresa de pagos de EE.UU Evo Payments con la reciente adquisición de herramientas de la plataforma digital argentina Wobiz. También en el sector energético a partir de las inversiones chinas en litio.

      Fuera de esos rubros, la situación no sería tan alentadora para la inversión extranjera. El fondo Franklin Templeton, por caso, vendió más de $ 25.000 millones (US$ 156 millones) en bonos locales en el tercer trimestre, según Bloomberg. En otros sectores, como la energía, si bien los procesos de venta están congelados, podrían volver a reactivarse. "Donde hay mucha intervención ahí tenés varios candidatos", señaló Zoppi, especializado en el tema. 

      La situación local se inscribe en un contexto más adverso en la región, donde las medidas para controlar la inflación y los temores a una recesión alientan el traslado de inversiones. "En períodos hiper inflacionarios como el actual, una estrategia de los grandes inversionistas es invertir en bienes y activos para conservar su estrategias de largo plazo", señaló Marcela Chacón Sierra, de Transactional Track Récord (TTR).

      En el Ministerio de Economía, no obstante, relativizan la salida de empresas del país y señalan que "la cantidad de operaciones de fusión y adquisición es bastante similar año tras año, y no es una medida de la actividad económica porque una operación puede deberse a una nueva inversión o a una reestructuración por una crisis".