Elecciones en Italia: la ultraderecha avanza hacia el poder y Europa teme a Giorgia Meloni

La líder de la extrema derecha Giorgia Meloni, de 45 años, es superfavorita en las elecciones de este domingo en Italia. Y como este sábado está prohibido hacer propaganda política, dijo que se dedicará a su hija Ginevra, de seis años: "La llevaré el domingo a la escuela".

El anuncio refuerza el costado maternal de la jefa de Hermanos de Italia, el partido acusado de estar teñido de posfascismo que a estas horas parece oscilar entre el 25 y el 30% de los votos.

Se agrega la Liga de Matteo Salvini, que insiste polémicamente en obtener más sufragios que Giorgia y ser él el primer ministro que elegirá la alianza de centroderecha. Pero los sondeos - prohibidos desde hace trece días- y análisis posteriores le dan a una distancia de 10-15 puntos de Meloni.

Casi 51 millones de italianos han sido convocados a las urnas y votarán entre las siete de la mañana y las 23 del domingo. De inmediato comenzará el escrutinio. Las principales redes de televisión extenderán la cobertura de las seis de la mañana del domingo hasta la noche del lunes.

Con los manganeos que permite la pésima ley electoral, la centro derecha, a la que hay que agregar a Silvio Berlusconi de Forza Italia (7-8% de las preferencias) podrían acumular un extra de votos en el 35% de sufragios emitidos que no son proporcionales sino directos. Si se materializan, las derechas conquistarían una mayoría aplastante entre los 300 diputados y 200 senadores que se eligen.

Esa mayoría podría superar los dos tercios de las bancas, lo que les daría a las derechas los votos par imponer leyes constitucionales como el presidencialismo, sin necesidad de referendos confirmativos.

Para la que pinta como la futura oposición, liderada por el partido Democrático, sería un desastre sin precedentes desde el nacimiento de la República tras la dictadura de Benito Mussolini y la Segunda Guerra Mundial.

Desconfianza en Europa

Además sería la primera vez que una de las principales potencias europeas tendría un gobierno de extrema derecha. Hace dos semanas en Suecia hubo un adelanto, con el triunfo de las derechas frente al partido socialdemócrata.

La gran prensa europea ha reaccionado con desconfianza frente a la probable victoria de Giorgia Meloni y su partido teñido de posfascismo.

El semanario alemán Stern directamente la ataca. Publica una foto suya con un titular quemante: “La mujer más peligrosa de Europa”.

Y agrega: “La posfascista Giorgia Meloni puede ganar las elecciones de Italia con la ayuda de los amigos de Putin. Esto tendría consecuencias extremas para nosotros”.

Otro título muy duro la llama “Veneno rubio”. “Se presenta como cristiana, moderna e inocua. Pero al mismo tiempo Giorgia Meloni quiere transformar a Italia en un Estado autoritario si gana las elecciones”.

El francés Le Figaro titula “Zona euro frente al riesgo Meloni”. Y señala que “los empresarios italianos temen tensiones en caso de victoria de la extrema derecha, pero cuentan con un llamado a la realidad de la coalición”.

Meloni intenta tranquilizar y asegura que no quiere implantar un régimen. Ha dato su total adhesión a la posición occidental en el conflicto bélico contra Rusia, ya no evoca medidas para poner en vereda a homosexuales y LGTBI y ha renunciado a su posición en favor de un bloqueo naval a los inmigrantes que llegan a Italia desde Africa y Asia.

Relaciones con Vladimir Putin

Pero desde hace unos días estalló un escándalo difícil llamado Vladimir Putin. En el partido Hermanos de Italia de Meloni se difunde preocupación por “los repetidos errores de nuestros aliados”.

El úlltimo caso, que dejó a Meloni en posición difícil, lo protagonizó Silvio Berlusconi, el magnate de la televisión privada, cuatro veces ex premier en Italia, quien declaró que Putin había invadido Ucrania para arrestar al presidente Zelenski y colocar en su lugar “gente buena”.

Pero agregó que la resistencia de los ucranianos arruinó sus planes de lograr una solución militar rápida.

De nada valió que Berlusconi se pusiera a hacer aclaraciones. Su relación con Putin es conocida por todos. Aclaró que él apoyaba a Occidente contra Rusia, pero le ha dejado un flor de problema a Meloni si gana las elecciones.

El otro gran putiniano es el líder de la Liga, la segunda fuerza de la alianza de las derechas, Matteo Salvini. Durante años ha sido un fanático de Putin: en el Parlamento Europeo, donde era diputado, se presentaba con una camiseta con la imagen del jefe del Kremlin.

También firmó un acuerdo de amistad y cooperación con el partido del presidente ruso. Y hubo acusaciones de discusiones de negocios entre amigos de Salvini y del gobierno ruso.

En las últimas semanas Salvini emprendió una campaña para quitar las sanciones occidentales a Rusia, “porque perjudican más a los italianos que a los rusos”.

Los rusos dicen exactamente lo contrario, reclaman que Occidente levante las sanciones y lanzan amenazas de todo tipo, lo que demuestra que las medidas están afectando seriamente a Rusia.

En el plano europeo, Alemania y Francia, que forman la alianza que es eje de la Unión Europea de 27 países, están demostrando una creciente hostilidad hacia las derechas italianas.

Stefan Sejourné, jefe de la bancada liberal en el Parlamento Europeo, de visita política en Italia, dijo que “si las derechas llegan al poder, amenazan con hacer descarrilar las reformas en la Unión Europea y por eso reciben el apoyo del Kremlin”.

En los últimos meses el líder derechista de Hungría, el presidente Vicktor Orban, ha acelerado su posición contrapuesta a la línea democrática liberal de la Unión Europea. Se ha convertido en el hombre de confianza de Putin en la UE. El Parlamento Europeo resolvió que en Hungría no hay una democracia y le congeló otra tanda de 7.500 millones de euros en prestamos.

Orban es una especie de ídolo de la “Europa de las Patrias” que esgrimen los soberanistas. Meloni y Salvini ordenaron a sus eurodiputados que no votaran el documento contra el autócrata de Hungría.

El caso Orbán se agrega a los conflictos que se producirán tras las elecciones que probablemente vencerán las derechas.

Giorgia Meloni agregó nuevas sospechas de compartir ideas antidemocráticas. Desde España llegó a saludarla y apoyarla en las elecciones Santiago Abascal, el líder de Vox (Voz), tercer partido en las Cortes de Madrid, integrado por la crema del posfranquismo naturalmente de extrema derecha.

Meloni no se limitó a recibir el apoyo de los posfranquistas españoles. Y declaró: "Después de lo que logramos en Italia, espero que le llegue el turno a Vox en España”.

Enrico Letta, el líder del partido Democrático de centroizquierda, dijo que no cree en la Meloni moderada.

A quien lo critica por haber hecho una campaña electoral en clave anti Meloni, que según los analistas “le ha permitido vestir con dignidad el hábito del perdedor”, Letta replica: “Cada vez más se toma conciencia de la gravedad e la victoria de las derechas y yo solo he destacado este riesgo”.

Roma, corresponsal

CB​