COLUMNISTAS
errores del gobierno

Desaguisados continuos

Menú de la semana: el amañado viaje de Cafiero a EE.UU., la carta de CFK, el caso Volnovich y dólar por las nubes.

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‘¡Hi, friends¡’ Santiago Cafiero. | Pablo Temes

El Gobierno negocia contra reloj con el FMI para reestructurar la deuda de 44 mil millones de dólares que tomó la administración de Mauricio Macri en 2018. Las cosas no van bien y el canciller Santiago Cafiero viajó a Washington con el objetivo de intentar abrir un diálogo con el ala más política de la administración de Joe Biden. Mantuvo una reunión con el secretario de Estado, Antony Blinken, y un encuentro con la demócrata Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes del Congreso.

El objetivo de avanzar con el ala política tiene su razón de ser en negar con palabras todo lo que el gobierno argentino viene ratificando en los hechos: que la Argentina no apoya los regímenes totalitarios de la región y que no busca alianzas económicas con Rusia y China.

El “compañero Biden” y los suyos pueden ser pacientes y diplomáticos pero no son ciegos, sordos ni mudos. El ala técnico-económica más dura de su gobierno, que sigue de cerca los movimientos erráticos de la política internacional argentina, tampoco. Con el papelón del embajador argentino en Nicaragua, Daniel Capitanich, como telón de fondo, es imposible tapar el sol con las manos y cualquier apoyo de los EE.UU. para cerrar un acuerdo con el FMI parece una ilusión por estas horas.

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En el oficialismo –como de costumbre– toman lo que les conviene de cada encuentro para construir el relato que necesitan. He ahí el caso de algunos de los funcionarios del ala más “blanda” de Biden que fueron, diplomáticamente hablando, “condescendientes” pero muy duros y concretos en sus demandas: para apoyar un acuerdo con el Fondo, el gobierno de Biden pide lo mismo que el Fondo, es decir, un plan económico con un rumbo concreto y un programa sólido de crecimiento en el mediano plazo. Algo que no existe y que el ministro de Economía, Martín Guzmán, no puede dibujar con un poco de su “sarasa”. Un viaje que, a todas luces, nos sitúa en el punto de partida.

Un funcionario importante del Departamento de Estado, que sigue con mucha atención el “caso argentino”, no salía de su sorpresa ante la interpretación que el canciller Cafiero hizo de sus conversaciones en Washington. “Lo que se le dijo al ministro es lo de siempre: la administración Biden está esperando un plan concreto. Sin eso, no hay posibilidad de hacer nada. nadie puede apoyar la nada”. Tal afirmación no hace más que repetir lo que escucharon el Presidente y los ministros Cafiero y Guzmán en la última reunión del G-20 en Roma.    

Por eso no fue casualidad que en este contexto adverso Cristina Fernández de Kirchner haya reaparecido con una nueva carta culpando de todo a Macri. “Dicen no pocos científicos, que la pandemia del covid estaría llegando a su fin. Ojalá! Igualmente sigamos cuidándonos. Lo que nosotros sí sabemos es que en Argentina lo que nunca se va acabar es lo que nos pasó –y nos pasa– por la pandemia macrista, cuando en el año 2018 Macri trajo al FMI de vuelta a la Argentina”. Es cierto que la administración  macrista contrajo una deuda millonaria muy difícil de saldar, pero la maniquea forma de ver la realidad de CFK es parte de la política del relato a la que apela constantemente el kirchnerismo. La misiva representa una fenomenal banalización de la pandemia que, en la Argentina, lleva ya contada una pérdida de más de 120.000 vidas.

Muestras en contra. Todo en el Gobierno es un compendio de desaguisados. La imposibilidad de Alberto Fernández de echar a la titular del PAMI, Luana Volnovich, a causa de sus escandalosas vacaciones en el Caribe en compañía de su pareja, Martín Rodríguez, quien –oh causalidad– es su segundo, es otra muestra de ello.

Primero hubo malestar en el Gobierno. Luego trascendió que se estaba evaluando su salida. Más tarde se barajó que el que se iría sería su pareja. Finalmente tanto Volnovich como Rodríguez seguirán en sus cargos. Ahora pesa sobre ellos la denuncia de la diputada de Juntos y presidenta de Confianza Pública, Graciela Ocaña, por incumplimiento de los deberes de funcionario público por haber dejado acéfala la institución, entre otras cosas.

Pero para el Gobierno el tema está terminado. La portavoz de la Presidencia, la ignífuga Gabriela Cerruti, lo aseguró con mal gusto e ironía ante la prensa: “El tema crónica de viajes está terminado, no da para más (. . .) Pasemos a otro género”. ¿Será consciente del triste papel que hace cada vez que se para detrás del micrófono?

El pedido a Rusia no correspondido para que se detenga a Moshen Rezai, el funcionario iraní de alto rango acusado de ser el autor intelectual del brutal atentado terrorista aún impune contra la AMIA, lo deja a AF en una posición muy incómoda a días de su viaje a Moscú para entrevistarse con Vladimir Putin. La respuesta de la policía de la Federación Rusa, que depende de Putin y que exhibe comportamientos brutales de persecución política similares a los aplicados en la época de la ex URSS que en nada diferían de los practicados en la era de los zares, fue que el vicepresidente nunca había ingresado en territorio ruso, algo falso.

Si faltaba algo para hacer más complicado el viaje a Rusia del Presidente es la creciente tensión generada en la frontera con Ucrania, en donde se prenuncian sones de guerra.         

Mientras tanto, la realidad muestra su cara más dura y la divisa norteamericana volvió a tocar un récord impensado, por lo prematuro, de $ 219 en su cotización libre. Las principales causas son la falta de confianza para cerrar un acuerdo con el FMI, la constante emisión monetaria y la presión inflacionaria, que hace que quien pueda huya del excedente de pesos.

En ese marco, el kirchnerismo intenta desesperadamente crear cortinas de humo que desvíen la atención de la ciudadanía de este aquelarre. Eso es lo que representa el proyecto de la vuelta del “Fútbol para Todos” en un país en el que falta educación, falta trabajo, falta seguridad, falta estabilidad económica, faltan viviendas, en muchos lugares falta el agua corriente y cuando hay unos pocos días en los que hace mucho calor, falta la electricidad.