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Para saber quién ganará las elecciones de 2023, habrá que mirar más al INDEC que a las encuestas

El 2022 arranca con más inflación y un escenario que promete una aceleración del precio del dólar, ajuste de tarifas y combustibles
20/01/2022 - 07:00hs
Para saber quién ganará las elecciones de 2023, habrá que mirar más al INDEC que a las encuestas

La inflación es el principal problema de la Argentina. Su solución demanda la coordinación de todas las herramientas de la economía desde una visión que sea validada como legítima por la sociedad.

De allí la necesidad de liderazgo para que haya un programa integral y efectivo. La polarización política y la fragmentación interna de las dos coaliciones conspiran, con éxito, contra la estabilidad macro. Podríamos afirmar que, desde la implosión de la convertibilidad, la relación entre el índice de precios al consumidor y el liderazgo es inversamente proporcional.

La inflación devalúa las jefaturas. Esto incluye al gobierno y a la oposición. Ambos espacios carecen de referentes que sinteticen. Y como nadie está en condiciones de asumir costos (para decidir o acompañar) la inercia impone la extraña dinámica de dejar que "los problemas de la inflación se arreglen con más inflación" procurando hacer los deberes sin que se note demasiado.

"Estamos ya en un régimen de inflación estructuralmente alto pues, de los últimos cuatro años, en tres superamos el 45%"

El índice conocido la semana pasada muestra el lado oscuro de la receta. El 3,8% de diciembre 2021 se impuso a pesar del atraso en las tarifas, el ancla cambiaria, los precios controlados y los salarios devaluados. El panorama se nubla más aún si miramos el dato de todo el año pasado: 50,9%. Fue el segundo más alto desde 1991, sólo superado por el 53,8% del 2019.

Estamos ya en un régimen de inflación estructuralmente alto pues, de los últimos cuatro años, en tres superamos el 45%. Si se analizara la inflación por mandatos presidenciales, la misma fue subiendo en promedio de a 10 puntos porcentuales por período: Nestor Kirchner marcó un promedio anual de 10,6%, CFK I 20,1%, CFK II llegó al 29,3% y Macri al 40%.

El tipo de cambio tampoco podrá ser utilizado de aquí en más como ancla

Alberto Fernández registra en lo que va de gestión el 43,5%. A este ritmo confirma la tendencia sin mayores dificultades. Los resultados de los últimos quince años están a la vista y son elocuentes, especialmente por sus consecuencias sociales. Sin estabilidad no hay inversiones ni disminución de la pobreza.

Todas las encuestas coinciden en señalar que la inflación ocupa el primer lugar en el ránking del malestar de la opinión pública. Quien presente mejores credenciales para su resolución será el favorito para ganar las elecciones del 2023. Lo demás es cotillón de campaña.

El 2022 arranca con una persistencia inflacionaria y un escenario macro que (más allá del acuerdo con el FMI) promete acelerar la devaluación, ajustar tarifas y combustibles, salir de los precios congelados y aumentar las demandas sindicales para recomponer ingresos salariales. Todos estos factores alertan sobre un primer trimestre muy duro para los bolsillos.

El tipo de cambio tampoco podrá ser utilizado de aquí en más como ancla, debido al atraso que se observó durante el último año (-17% real i.a en diciembre), como también por la necesidad de proteger el frente externo y acumular reservas para el BCRA.

En cuanto a la política monetaria, la reciente suba de tasas ya quedó corta con estos registros mensuales de precios. Ante este panorama, el Gobierno necesita un plan macro robusto, donde se defina un sendero fiscal, monetario y cambiario que ayude a estabilizar las expectativas. De eso dependerá si el 50% es piso o techo para el 2022.

El 2022 arranca con una persistencia inflacionaria 

La recuperación de toda la caída del PBI motivada por la crisis pandémica, la excelente temporada turística, la activación de la obra pública y las mejoras en los niveles de empleo no lucen ni pueden contribuir a cambiar decisivamente el ánimo de la sociedad en el contexto de una espiralización inflacionaria.

"Así no nos garpan políticamente los indicadores positivos que tenemos en muchos sectores", reconoce un funcionario con muchos años de experiencia en distintas gestiones peronistas. "No puedo ir a los programas de TV con datos y estadísticas que son reales porque pierdo contra el discurso del changuito del supermercado", agrega el referente, hábil declarante mediático que reconoce los límites de su retórica. Y acierta. Porque la obstinación inflacionaria en un contexto de escasez de dólares oficiales expone los pies de barro de la recuperación.

"El Gobierno necesita un plan macro robusto, donde se defina un sendero fiscal, monetario y cambiario que ayude a estabilizar las expectativas"

"Si tenemos que tomar medidas que necesitan un par de trimestres para madurar, el momento es ahora. Si seguimos demorando se nos adelanta la crisis o los resultados los va a disfrutar el próximo gobierno" abunda una economista oficialista con los ojos puestos en la oposición y también en las propias internas. Crece la convicción de que para saber quien ganará en el 2023, mas que leer encuestas hay que seguir los informes mensuales del INDEC.

Quienes tienen sus ambiciones en Juntos por el Cambio saben que deben presentarse sólidos en una asignatura que reprobaron recientemente. Sintetiza un diputado radical: "no podemos describirle a la gente el agua mientras se está ahogando, ni insistir con recetas y referentes que fracasaron. Tenemos que darnos una estrategia para que no nos corran por derecha. No viene fácil la mano". Claro que ellos pueden procrastinar con menos costos la construcción del liderazgo hasta las próximas PASO. Al gobierno se le pide más. Por el momento solo puede esto. Es lo que hay.

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