Sin privilegios y con bajo perfil: la vida de los rugbiers presos por el crimen de Fernando Báez Sosa

Todos tuvieron coronavirus, están en cuatro celdas contiguas con capacidad para dos reclusos y reciben una visita semanal, como el resto de los presos. Pidieron ser trasladados, pero eso fue denegado. Estarán allí, hasta que el caso Fernando Báez Sosa (18) vuelva a la agenda central de la opinión pública, lo que seguramente ocurrirá el 2 de enero de 2023, cuando comience el juicio por el crimen del adolescente de 18 años ocurrido hace dos años en Villa Gesell.

Máximo Thomsen (21), Ciro Pertossi (21), Luciano Pertossi (19), Lucas Pertossi (22), Enzo Comelli (21), Matías Benicelli (21), Blas Cinalli (20) y Ayrton Viollaz (22). Los ochos rugbiers están acusados de "homicidio doblemente agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas", delito que prevé la prisión perpetua. Este martes se cumplen dos años de aquel asesinato ocurrido afuera del boliche Le Brique, en esa playa de la costa argentina.

A modo de homenaje y recuerdo, este martes a las 19 horas habrá una ceremonia en el lugar del crimen. Estarán familiares y amigos de Fernando, especialmente los padres (Silvino Báez y Graciela Sosa), acompañados por Fernando Burlando, el abogado que los representa.

En las cuatro celdas de la Alcaidía Departamental La Plata 3, ubicada en Melchor Romero, los ocho rugbiers quizá no tengan noticias de ese acto, aunque sin dudas no deben necesitar que nadie se los recuerde. Cuentan con un teléfono celular, sin acceso a las redes sociales, pero sí a mensajes, llamados, chats. Están 23 horas encerrados y tienen 60 minutos por día para recorrer un patio interno.

También podrían ser parte de algunas actividades recreativas, aunque se encuentran condicionadas por los protocolos del coronavirus. Fuentes del Servicio Penitenciario Bonaerense le confirmaron a Clarín que "no se han registrado incidentes con sus compañeros de alojamiento, ni con el personal penitenciario".

Además del turno de visitas, que ocurren los jueves, cada semana reciben mercadería y otro tipo de artículos de parte de sus familiares, aunque se alimentan también del servicio de comidas que proporciona el SPB a través de una empresa privada.

Desde el momento en el que fueron trasladados a ese lugar, se les hace un seguimiento médico y psicológico por los profesionales correspondientes. "Todos mantienen un perfil muy bajo y se comportan con respeto hacia el personal", agregaron desde el SPB.

En octubre último, el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 de Dolores, integrado por los jueces María Claudia Castro, Christian Rabaia y Emiliano Lázzari, dispuso que el juicio oral contra los rugbiers se iniciará el 2 de enero de 2023, con la declaración de más de 130 testigos a lo largo de 22 jornadas.

Además de la acusación por el crimen de Fernando, en el juicio se debatirán las responsabilidades penales de todos ellos por las lesiones sufridas por cinco amigos de Fernando que se encontraban con él cuando fue asesinado.

En la causa fueron sobreseídos otros dos jóvenes acusados de ser partícipes necesarios: Juan Pedro Guarino (21) y Alejo Milanesi (21).

El crimen de Fernando se produjo "entre las 4.41 y las 5 del 18 de enero de 2020, frente al local bailable ubicado en avenida 3 y paseo 102, pleno centro de la localidad balnearia de Villa Gesell", frente al boliche bailable "Le Brique".

Según la fiscal Verónica Zamboni, los ocho jóvenes que serán juzgados "acordaron darle muerte" al joven estudiante de derecho, y para ello "previamente, distribuyeron funcionalmente sus roles", luego de que "minutos antes, al encontrarse en el interior del local bailable, tuvieran un altercado" con él, "quien se encontraba acompañado con su grupo de amigos".

La fiscal indicó en su requerimiento que, "aprovechándose del estado de indefensión de la víctima, con el fin de darle muerte y cumplir con el plan acordado, los acusados le propinaron" en el suelo "varias patadas en su rostro y cabeza", y los golpes le produjeron "lesiones corporales internas y externas" que "provocaron su deceso en forma casi inmediata, al causarle un paro cardíaco producido por shock neurogénico debido a un traumatismo grave de cráneo".

El episodio quedó registrado por cámaras de seguridad y de teléfonos celulares de testigos, por lo que los sospechosos fueron identificados y detenidos horas más tarde en la casa que alquilaban, a pocas cuadras del lugar.

También fueron pruebas clave el análisis de los chats y los videos hallados en los celulares de los propios imputados y donde se hallaron mensajes como el de Lucas Pertossi anunciándole al resto que Fernando "caducó", o las pericias que encontraron sangre de la víctima en ropas de alguno de los rugbiers.

GL